La Oruga Azul.

La Oruga Azul.
La oruga se puso azul turquesa, porque presa de la luz de la poesía, reposa en las cuartillas de la mesa impregnada de tinta y fantasía… (Antonio Peláez Torres),

lunes, 14 de septiembre de 2015

Trayecto en tren, por PURA FERNÁNDEZ SEGURA.



                   I

Tiritando asoma el domingo
a la ciudad inhóspita y fría.
Pero no tanto como yo quisiera…


Cuerpos encogidos, pasos rápidos.
Los boletines del tiempo anuncian nieve.

La estación está casi desierta.
Los escasos pasajeros llegan al tren
presurosos y aliviados.
Algunos se conocen y se saludan,
conversan sobre el tiempo.
Reconozco rostros
pero no hablo con nadie.

El último y joven viajero
sube al vagón ya en marcha.
Murmullos, música de los sesenta.
                          
                       IIII
Parece que vamos a salir
en tiempo y hora.
La gente se acomoda.
Perdemos de vista los edificios,
la ciudad se aleja.
A las afueras,
una bandada de pájaros
imprime el nervio vital
a esta mañana gélida y extraña.

De repente aparece ancho el horizonte,
las montañas nevadas,
el campo quieto.

Se empañan los cristales.
Y yo quisiera
permanecer envuelta en esta neblina,
confortable y gustosa,
alejada de todos y de nadie,
con la incertidumbre apretada en el pecho
de los viajeros que nada saben
de las ciudades a las que llegan.

                      III
Menguado es mi equipaje,
aunque lo llevo todo.
Descansa en mi regazo
el álbum de los afectos.
Miro conmovida:
rostros queridos, gestos, risas, arrugas,
la casa vieja, los paisajes,
los objetos y los sitios,
impresos raíles del tiempo
que forman las mimbres de mi historia.

Avanza el tren suspenso entre la bruma.

Acaricio las fotos,
y siento serena ternura
por la hermana pequeña
que las hiciera llegar

en vuelo de tan lejos.

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