Pacto
entre tinieblas
Canto a
la carne amarga,
violada
en las acequias,
hecha
jirones sucios,
gaseada
por hombres
creyentes
en un dios
de
blanca limusina.
Vomito
en los sepulcros
castrados
de utopías
la vida
y sus migajas,
a la
que decapito
de
infancia y mariposas.
Alimañas
humanas
me
alimentan de hastío,
de
pólvora caduca
y pétalos de sangre.
Normandía,
Corea
Afganistán,
Somalia
son mis
últimos ventas,
con
aliento de huérfano
y
brotes de gangrena.
Soy fría,
santa y sucia.
Soy la
guerra mezquina.
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