En aquel acerbo de miembros amputados,
de pupilas congeladas
en el punto de la sinrazón,
se mezclaba la sangre en un reguero confundida.
Una bandera desgarrada
tremolaba ridícula
con el viento de la muerte.
de pupilas congeladas
en el punto de la sinrazón,
se mezclaba la sangre en un reguero confundida.
Una bandera desgarrada
tremolaba ridícula
con el viento de la muerte.
¿Cómo hemos llegado a esto?
Parecían preguntarse los cadáveres tras la contienda.
La respuesta llegó después de la carnicería,
porque pregunta y respuesta quedaban implícitas
en el resultado,
en el resultado,
todos iguales ante la muerte,
cada
Sublime Carmen!!!.Marién
ResponderEliminarGracias linda, te esperamos para la próxima! Besazo.
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