Y Lázaro se levantó,
y nos dejó a todos inmóviles y boquiabiertos
ante un amor tan grande que
sacaba a los cadáveres de sus fosas
y metía la fe en las almas
como entra la arena en los resquicios
de vacías pirámides.
No abundan ya los milagros,
ni nos anonada la confianza de quienes aman
gratuitamente.
ni nos anonada la confianza de quienes aman
gratuitamente.
La soledad nos hace surcar una desierta nada
de mutilados guerreros sin gloria,
mientras esperamos a un salvador
que nos libre del azul del mal
por los siglos de los siglos,
amén.
mientras esperamos a un salvador
que nos libre del azul del mal
por los siglos de los siglos,
amén.
En trincheras de lodo nos tocamos y nos hundimos
los unos a los otros,
sin saber por qué el oro sigue siendo
lo único que reluce
entre tanta sangre esparcida.
los unos a los otros,
sin saber por qué el oro sigue siendo
lo único que reluce
entre tanta sangre esparcida.
No vendría mal que alguien nos devolviese
la esperanza que perdimos
entre el denso hatajo de sombras huérfanas
que rodea este impresionante
la esperanza que perdimos
entre el denso hatajo de sombras huérfanas
que rodea este impresionante
e inerte
bosque inanimado.
bosque inanimado.
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