Revista ABSOLEM, editada en Guadix (GRANADA) por la Asociación para la Promoción de la Cultura y el Arte "La Oruga Azul",
laorugazul2013@gmail.com
ISSN 2340-8634
ISSN 2340-8634
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SUMARIO
Diseño de la portada:
JORGE PASTOR SÁNCHEZ. (Guadix, Granada, ESPAÑA)
Artículos:
Poemario "Cisne Esdrújulo" de Antonio Enrique
CARMEN HERNÁNDEZ MONTALBÁN. (Guadix, Granada, ESPAÑA)
Fotoemas:
CARMEN MEMBRILLA OLEA. (Guadix, Granada, ESPAÑA)
Poemas:
Bailando un vals. ROXANA ROSADO (MÉXICO)
En esta distancia. TERESA TÓRRES (Málaga, ESPAÑA)
La bayadera. CARMEN HERNÁNDEZ REY (Extremadura, ESPAÑA)
Danza. INMACULADA JIMÉNEZ GAMERO (ESPAÑA)
Danzo en rojo. CECILIA ORTIZ (Olivos, ARGENTINA)
Danza bautismal. SILVIA RODRÍGUEZ ARES(ARGENTINA)
Venus: danza del vientre. ALICIA MARÍA EXPÓSITO (Guadix, Granada, ESPAÑA)gr
Fotografías:
AMELIA ALONSO. (ESPAÑA)
RAFA HERRERO RODRÍGUEZ (ESPAÑA)
Enlaces:
LA ORUGA AZUL
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Artículos:
POEMARIO “EL CISNE
ESDRÚJULO DE ANTONIO ENRIQUE
Ha llegado hasta mí una bailarina
hecha poema, un cisne esdrújulo que ya, desde el título de por sí sugerente,
insinúa literariamente la imagen de la danza, pero no de una danza cualquiera,
sino de una danza con mayúsculas, la de la sin par bailarina en la que se
inspira el poeta Antonio Enrique y a la que va dedicado el poemario, nuestra
querida amiga Trinidad Sevillano.
Es un cisne blanco, ingrávido;
por cuyas venas se conduce la luz del talento, ese talento incandescente que da
personalidad al movimiento. Y es esdrújulo porque es un movimiento llevado a su
máxima calidad expresiva. La bailarina es expresión desde el rostro a las puntas.
La poesía de Antonio Enrique en
esta ocasión, es una danza continua de pasión y admiración, dotada de la
belleza estremecedora de las palabras certeras que emanan del sentimiento. Cada
uno de los versos, es un arco de violín que hace vibrar las cuerdas de la
emoción, de la alegría al llanto, de la ternura a la melancolía, de la
esperanza a la más absoluta desolación. Es la música de una partitura que se
reescribe con cada lectura, una sinfonía inagotable en la que intervienen los
cuatro elementos: el agua ingrávida y blanca de unos copos de nieve, el fuego
de un cuerpo; una energía perfecta en combustión permanente, el aire donde se
origina el movimiento y finalmente la tierra; centro magnético donde gravita el
equilibrio.
La poesía de Antonio está dotada
de una elegancia sin parangón que se acentúa en este poemario. Una poética
rubricada por las ilustraciones del pintor Miguel Rodríguez Acosta, figuras
sensuales de una gran calidad estética, resueltas en unos pocos trazos.
El resultado ha sido una hermosa
obra orquestada por un talento rotundo.
Carmen Hernández
Montalbán
La bailarina Trinidad Sevillano |
(X)
Yo conocí una vez a una bailarina
suave como la luz de noviembre,
gentil como una canción en medio del yerbazal.
Gentil como una paloma que comba el buche
y suave como el arpegio de la lluvia en los tejados,
era el delirio de mis sueños,
la delicia de mis horas,
la fiebre en que yo iba volviéndome
del color de la pasión.
La bailarina no sabía sino bailar,
y cuando no, era como la nieve lejana,
horizonte durmiente con pájaros limpios
que apenas rozan la tierra
con la sombra de su esplendor.
Yo amé una vez a una bailarina,
hace tanto tiempo que mi alma aún se sobrecoge.
Los brazos de la bailarina me acogieron
y yo me sentí el más feliz de los mortales.
La bailarina vino a mí un día de otoño.
Hacía niebla en mis ojos y lluvia en los caminos.
Recuerdo ahora tus manos, tus ojos,
tu cuerpo de yema de nardo,
tus piernas, tus vértebras,
el dulce ópalo de tu cintura cimbreante,
y me digo: bien estuvo
vivir, bien se está,
si el último pensamiento fuese
el sencillo calor de tus entrañas que temblaban.
Una vez amé a una bailarina, y la bailarina
amó a su poeta como quien al despertar
recuerda que fue nieve pero no olvido,
fuego pero no humo, polvo pero no nada.
(De Cisne esdrújulo
de Antonio Enrique)
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Fotopoemas:
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Poemas:
BAILANDO UN
VALS
Bailando un
vals
bajo el
brillo de la luna
mis pies se
mueven al compás
del fulgor
de las estrellas,
las nubes
lloran lejos
esperando
el eclipse
en el que
tú y yo estaremos
unidos para
siempre.
Bailando un
vals
bajo el
viento del este
mis manos
se mueven ligeras
al compás
de las dunas,
vienen y
van
con el
aliento que exhala
tu corazón
palpitante
sediento de
vida y lisonjas.
Bailando un
vals
sobre las
olas del mar
traen
recuerdos de ayer
mezclados
con besos de sal,
tus manos
acarician mis pies
en sueños
de espuma de mar
que se
esparce al terminar el compás
que mis
labios alcanzan a escuchar.
Bailando un
vals
parece que
el tiempo se detiene
miro las
manecillas del reloj
que giran
contra corriente,
con cada
giro que doy
espero tu
beso cálido
tus ojos
mirando mis labios
decir -he
llegado amor al nido-.
Bailando un
vals
casi
escucho tu presencia
mi corazón
alegre
gira y se
olvida del tiempo,
un giro,
uno más, un salto
y mi mente da
vuelta al unísono
no pienso,
no respiro, no vivo
pues me
falta tu oxígeno.
Bailando un
vals me miro
y bailo,
bailo esperando tu arribo.
Roxana Rosado
EN ESTA DISTANCIA
Cadencia bautismal de olas
en el rito que mi vientre acuna.
Pez, en este mar que hundió tu nombre
con su altivo sueño.
Nadie cubrirá mi desamparo,
mi obstinada desnudez
de ninfa consagrada a un extranjero.
Queda en mí la madreperla
como ofrenda de algún dios impuro.
Bebo, en esta danza del olvido,
cada gota de mi furia.
EN ESTA DISTANCIA
En esta distancia
donde no se recorren nuestras pieles
me has pedido que dance para ti,
y qué cómo una plegaria en mis vuelos
alcance entre acordes
escalas y arpegios,
la conjunción perfecta,
la senda
donde mi boca se una a la tuya
para cumplir nuestro sueño…
para burlar este inútil tiempo.
donde no se recorren nuestras pieles
me has pedido que dance para ti,
y qué cómo una plegaria en mis vuelos
alcance entre acordes
escalas y arpegios,
la conjunción perfecta,
la senda
donde mi boca se una a la tuya
para cumplir nuestro sueño…
para burlar este inútil tiempo.
Teresa Torres.
LA BAYADERA
Frente
al gran espejo trenza su pelo,
como una serpiente enrosca a la
negra
mata,
engarzando
en ella una corona
de
rosas y azahar,
regalo
de despedida, de ese amor:
Amor
inconveniente,
Amor
proscrito,
Amor
sagrado
Amor
profano
Amor
sin títulos,
sin hogar
sin
vida.
La
Bayadera coloca sus tupidas
medias, son de un blanco roto,
las
miras en contraste
con
sus zapatillas de puntas
y
satén,
tonos rosáceo,
hacen
juego con el suave
rosa
de sus pómulos,
se
mira en el espejo y siente
que esta danza
le costará…
Danzará
gota a gota,
sus
noches y sus días.
El
Tutú de tarlatán le espera
en
la percha,
quita
la pinzas ,
lo coloca sobre su cintura
de reojo, observa como el
espejo,
le devuelve la imagen,
de una sílfide,
en
proceso de huída.
Limpia
de sus manos el sudor,
por
último retoca la última línea
del
ojo,
mira
sus labios ¡Perfectos!
Retoca
los pómulos…
¡La
sirena tocó!
Bailarinas
y bailarines salen al pasillo,
nerviosos,
risas, prisas,
ella…
¡Atacada!
La Bayadera intuye que esta
noche,
no
será una danza más
y mientras sube el telón,
la orquesta, hace gala de sus pasionales
piezas,
melodías a zares
con sabor a legas danzarinas
de los templos,
románticas piezas de vals,
amor y poesía
que para ella un día
escribieron.
¡Menos mal! Las luces del Gran
Teatro de la Opera
hará de defensa,
abre
el primer acto,
un
bosque de miradas
se acerca al escénico
templo,
expectantes todos desean
ahuyentar
a sus sosegados deseos,
esperan ver amor en vivo
y en directo.
Y esto se dice para sí
-Nunca fue más cierto-
Amor y votos sagrados,
quedan expuesto
en la platea expuesto,
él y sus sagrados votos,
¡La miran!
cualquier esquina vale para
ser discreto…
La
bailarina danza su dolor
sin
defensas,
sufriendo dentro del gran
santuario, teatro de la vida.
Enjuga sus lágrimas
por dentro ríos
la inundan
nadie escucha al agua
que crece en su pecho.
Segundo acto, acción…
¿Por qué ve a un poeta que
llora?
Kalidas observa su obra
desde un palco Celestial,
dolido mira en sus manos a los
siglos,
milenarios de su pecho,
desnuda a cada una de las
sagradas
bailarinas de la ruleta sagrada
del tiempo.
La
Bayadera suelta su trenza
el áspid, danza su miedo…
La danza baila con ella,
El poeta quito su miedo.
Ya paso el tiempo de sagradas
Concubinas,
de sagrados mitos
de
lenguas viperinas.
Carmen
Hernández Rey
DANZA
Astuto balance de ritmo
en las ingles de sudor,
de acentuación y movimiento.
Cómplice, pulsión, y acento,
sin compás yo me detengo.
En las manos estrechas,
abiertas de pasión,
profundas de silencio.
Melodía de venas palpitando,
cabriole en el aire
deslizándose a tu encuentro.
Bebo el aire, preso el viento
y en los ojos cerrados de deseo,
crece el paso y la queja,
y vuela el alma,
y arde el fuego
entre el latir de la sangre
y el musculo denso.
Carne tensa, espiga en el gesto,
tú te acercas, casi te beso,
con la espalda me protejo
de tus labios al encuentro
que sosiego en mi cintura.
Pasea tu empeine redondeado,
Y la danza fragua el reto.
Tú eres tierra, yo fragmento,
Vals y tango, salsa flotando.
Siento como brincan las estrellas
y se calma la huella de la noche.
Aunque eres bravura,
botan y rebotan,
dulce el alma de tu baile,
queja cimbrada y doliente,
Chassé, plié, de huesos sedientos.
en las ingles de sudor,
de acentuación y movimiento.
Cómplice, pulsión, y acento,
sin compás yo me detengo.
En las manos estrechas,
abiertas de pasión,
profundas de silencio.
Melodía de venas palpitando,
cabriole en el aire
deslizándose a tu encuentro.
Bebo el aire, preso el viento
y en los ojos cerrados de deseo,
crece el paso y la queja,
y vuela el alma,
y arde el fuego
entre el latir de la sangre
y el musculo denso.
Carne tensa, espiga en el gesto,
tú te acercas, casi te beso,
con la espalda me protejo
de tus labios al encuentro
que sosiego en mi cintura.
Pasea tu empeine redondeado,
Y la danza fragua el reto.
Tú eres tierra, yo fragmento,
Vals y tango, salsa flotando.
Siento como brincan las estrellas
y se calma la huella de la noche.
Aunque eres bravura,
botan y rebotan,
dulce el alma de tu baile,
queja cimbrada y doliente,
Chassé, plié, de huesos sedientos.
Inmaculada Jiménez Gamero
DANZO EN ROJO
He buscado
el movimiento exacto
la energía necesaria
para desplegar mi cuerpo
como alas.
Necesito descubrirme
ser completa.
Brazos, pies y manos
llevan el compás.
Mi boca sonríe
plena.
Siento.
Soy la mujer que danza
su música interna.
el movimiento exacto
la energía necesaria
para desplegar mi cuerpo
como alas.
Necesito descubrirme
ser completa.
Brazos, pies y manos
llevan el compás.
Mi boca sonríe
plena.
Siento.
Soy la mujer que danza
su música interna.
Cecilia Ortiz
DANZA BAUTISMAL
Cadencia bautismal de olas
en el rito que mi vientre acuna.
Pez, en este mar que hundió tu nombre
con su altivo sueño.
Nadie cubrirá mi desamparo,
mi obstinada desnudez
de ninfa consagrada a un extranjero.
Queda en mí la madreperla
como ofrenda de algún dios impuro.
Bebo, en esta danza del olvido,
cada gota de mi furia.
Silvia Rodríguez Ares
VENUS
(DANZA DEL VIENTRE)
Me llamas
desde una realidad desconocida.
Te miro
de este lado del tiempo
y del espacio.
(DANZA DEL VIENTRE)
Me llamas
desde una realidad desconocida.
Te miro
de este lado del tiempo
y del espacio.
Pareces
complacida
en tu silencio;
paisaje de mujer
entre dos lunas.
Labios de lirio en flor,
manos celestes
conversas al amor
y a la lujuria.
en tu silencio;
paisaje de mujer
entre dos lunas.
Labios de lirio en flor,
manos celestes
conversas al amor
y a la lujuria.
Anochecen
tus ojos.
¿Qué pasiones ocultas?
¿Qué misterios?
El alma se estremece
bajo las afiladas aristas
del ensueño.
¿Qué pasiones ocultas?
¿Qué misterios?
El alma se estremece
bajo las afiladas aristas
del ensueño.
Venus de
aureo perfil,
te haces de pura vida
cuando muestras a todos
la desnudez redonda
de tu esencia.
te haces de pura vida
cuando muestras a todos
la desnudez redonda
de tu esencia.
Alicia María Expósito
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Fotografía:
AMELIA ALONSO
RAFAEL HERRERO RODRÍGUEZ
Muriel Romero |
Vicenzo Muollo y Adriana Juri |
Violeta Gastón |
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LA ORUGA AZUL