Y en Guadix lo hicieron rey
cuando todo el mundo dormía.
La sultana Aixa mandó
que no lo hicieran de día.
Más a oscuras Boabdil vio
lo que le trajo alegría
a esta nueva alcazaba
de la que pronto huiría.
Ojos azules como cielo,
rosa boca aparecía,
frente al rojo de las cuevas
juró que suya sería.
A escondidas de su padre
en la almena se verían,
cuando fuera medianoche
un hiyab verde llevaría.
Para que a otra no mirara
y así la reconocería.
Pero se perdió en la noche
entre telas que crujían.
Y es que ellos no contaron
con la falta que sufría
en silencio el rey de Granada
de daltonismo padecía.
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