Y no serás agua,
sino música al
despertar.
Una voz que se desliza
por mi costado
cuando habla la ternura
que habita en tus ojos.
Y no serás fuego,
sino oxígeno para mis
besos ocultos.
Flor que vive un día,
para nacer otro y
caminar,
sobre una alfombra de pétalos.
Y serás la tierra
donde mis sueños
descansen,
la locura que un día
desatara
aquel viento cercano a
Dios.
Y yo seré
el tiempo a tu paso,
asida a tu sombra.
La miel en tu garganta
la rosa en tus pupilas,
el hada buena
de un cuento no escrito.
Y tú y yo
seremos la montaña,
árboles desnudos
sin miedo al otoño.
Sombras y luces,
arco iris y tormenta
un beso y dos bocas
manos que hablan de
amor,
y una mirada siempre
azul…
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