Nunca supo el secreto que
guardaba mi libro.
Mentira, su olvido me leía en
los brazos de las nubes.
Me leías, me lees…
Sobre la fina línea, cuchillo
que mutila la anciana gruta de cangrejos.
Vagabundos que huyen de los
ojos del pensamiento.
Ojos, tus ojos, aquellos ojos…
Los míos sentados en tu puerta,
caen otro día más al soplo de
un muerto.
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