No sabía si llorar o reír estando allí sentada, observando
atónita aquel escenario. Por muy extraño que pudiera parecer no me dolía nada
en aquel momento. Sí que es cierto que sentía el peso que me había quitado de
encima, pero lo que era más extraño aún es que una parte de mí te echaba de
menos. Algo difícil de explicar, lo sé. Meses atrás me sentí muy conectada a
ti, tanto que había engordado, contigo era imposible no comer. A veces en la
noche latías tan fuerte que creía escuchar tu corazón. No supe de tu nombre
hasta que te pusieron en mis brazos y con tu manita diminuta agarraste mi
pulgar. Es ahí Pablo, cuando supe lo que significa la palabra amor.
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