Tu lugar es un viejo sentado al sol de abril
al que se vuelve siempre cuando estás confundido,
cuando ya no calienta el abandono.
Tu lugar es un gesto sucio de maldiciones,
ajeno de la pócima que rebosa en abrazos,
con aroma a membrillo.
Y es en ese palacio
donde sientes al viejo renovar en tus llagas
el horizonte nuevo.
Al mirar hacia adentro
notas que tus heridas
ya no culpan a nadie,
las carencias te colman
y te dejan así:
un necio a cuatro patas,
un hombre masticado
por la melancolía urgente y asesina
de saberse un lugar deshabitado.
Poetazo enorme.
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