La Oruga Azul.
lunes, 14 de noviembre de 2016
El Isar, por LUIS LÓPEZ-QUIÑONES RUIZ.
En la ribera del viejo Isar
pintada toda de color otoño,
arboles mudos desnudan hojas
en el fluir continuo del agua clara.
Primeras luces, ruge el Föhn;
viento del norte, de la montaña,
aroma a hierba recién cortada
a primeras nieves sobre mi pelo.
A la sombra de infinitos puentes
de hierro, piedra y madera,
se cuentan historias, abrigo y sopa,
en techo de pobres que orilla el río.
Fachadas mudas, en penumbra,
se yerguen sobre las copas ocres
mientras escarcha, como llanto,
el sudor poroso de las rocas.
Musgo; alfombra verde, fría,
engaña mi tacto con su vista.
Camino que persigue cauce
hipnótico, nervioso y cristalino.
Rompen las campanas el alba,
anuncio temprano del domingo.
Escucho mi torrente de sangre
hablando solo entre requiebros.
Escarbo tumba con mis manos
para mi corazón enamorado,
buscando granito como lapida
que grabe eterno este momento.
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