La Oruga Azul.

La Oruga Azul.
La oruga se puso azul turquesa, porque presa de la luz de la poesía, reposa en las cuartillas de la mesa impregnada de tinta y fantasía… (Antonio Peláez Torres),

domingo, 24 de abril de 2016

Cuando mi cuerpo ya no esté sobre la tierra, por Mariano Cognigni (3º Finalista del "III Certamen de Relato Breve Guadix en el Día del Libro")



Cuando ya no esté sobre esta tierra volveré como un fantasma, como un aliento fugaz, como una de esas brisas tan leves que sólo se perciben con la piel mojada, mojada acaso de sudor, mojada acaso de lluvia.
Volveré un día de otoño a esta misma hora, me sentaré en esta misma silla y apoyaré los codos de esta misma manera. Miraré por esta misma ventana y veré a estos árboles despoblarse de hojas amarilla y rojas.
Veré cómo el aire y la ciudad envejecen sin mí. Veré al tiempo roer las paredes de las casas, lo veré roer los objetos y las personas. Impávido y sin voz, le gritaré al reloj que detenga su marcha, que despierte. Le suplicaré, le rogaré que se percate de que ya no estoy aquí, de que aquello que un día fui, hoy es sólo un espacio mudo y yermo, un espacio sin tibieza. Le pediré, le diré que mire lo que ha hecho, que ya ni siquiera soy una impronta, nada, ni una ausencia. Dentro de mis seres queridos también mi recuerdo se habrá esfumado. Sobre esta misma mesa anidaré mis brazos, ocultaré el rostro y lloraré sin lágrimas.
Mientras tanto, detrás del cristal, el almanaque continuará su marcha, continuará inclaudicable, royendo las casas, los objetos y las personas.

Sé que lo hará, aun cuando yo no esté mirando.

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