Gioconda Belli es una novelista
ncaragüense además de poeta, política sandinista, marxista y feminista. Cuenta
que estando en casa de unos parientes encontró en su biblioteca varios libros apócrifos,
entre los que se encontraba “Las vidas de Adán y Eva”; quedó tan fascinada por
este relato que enseguida pensó que quería contarlo. Investigó sobre él
durante varios años en varias fuentes, desde los pergaminos de la biblioteca de Nag
Hammadi (Egipto 1944) y los pergaminos
del Mar Muerto (1947), hasta los libros rabínicos de Midrás. Por fin, varios
años después, narró desde una
perspectiva no religiosa, la vida de nuestros primeros padres.
“El infinito en la palma de la
mano” fue galardonado con el Premio Biblioteca Breve de Novela 2008 (Seix
Barral) y con el Premio Sor Juana Inés de la Cruz de la Feria Internacional del
libro de Guadalajara (Méjico).
Esta preciosa historia es como un
pequeño cuento, un conmovedor relato de ficción estructurado en dos partes: una
discurre paralela al mito, y cuenta la
vida de Adán y Eva desde su creación hasta la expulsión del paraíso, y otra que va
desde el Jardín habitado que es la Tierra y que conduce a los personajes
bíblicos a través de la evolución hasta la aparición de los humanos como
especie biológica.
El mito de Adán y Eva aparece ya
en Grecia, y posteriormente en las religiones Judía y Cristiana; G. Belli se basa en estos hechos, claro es,
pues en su libro aparecen los personajes tan conocidos por todos: dios
(Elokim), que prohíbe a Adán comer la fruta del árbol del conocimiento, que da
sabiduría para distinguir el bien del mal; la serpiente (el demonio) que induce
a Eva a comer la fruta prohibida, y esta induce a Adán, Caín, Abel, etc; más,
como digo, aunque estos hechos sean los mismos que aparecen en fuentes antiguas
y en el relato apócrifo, Belli hace una narración preciosa para reinterpretar el reato bíblico de una forma
reflexiva y cuestionándose preguntas universales. Para la novelista Eva no es
la inductora del mal, sino una mujer inquieta y reflexiva que quiere conocer cuál
es la finalidad de nuestra existencia, que quiere saber qué es ser libre y aceptar sus
consecuencias, que indaga sobre la conciencia de ser y de ser mortales. En este
sentido Belli elige a una Eva protagonista de su vida, y Adán la acompaña, por
no estar solo. Es una elección que
llamaríamos feminista, como no podía ser menos, ya que la escritora es una
mujer feminista con un gran compromiso político y social del que impregna todas
sus obras.
Adán responsabiliza a Eva de su
expulsión del paraíso, pero ella no
asume esa culpa, lo que también es una decisión feminista de Belli, sino
que se rebela contra el rol que la mitología le asigna. Eva y Adán son expulsados
del paraíso pero son interesantísimas las reflexiones de Eva cuestionándose el
papel de dios (al que llama Elokim, o el otro) al que interpela diciéndole: “…los
hombres son un capricho de dios, que se aburre, que crea constelaciones, crea
planetas y después se olvida” y apostilla “… pero nos dio el poder de poseer la Tierra,
de definir el bien y el mal”
Una vez que Eva y Adán son
expulsados del paraíso son conscientes de a qué se enfrentan en el presente y
lo que han dejado en el pasado… lo que sigue es la lucha por la existencia que
acompaña a la humanidad. Belli parece decirnos que Adán y Eva, y toda la
humanidad, estamos fuera del paraíso, que dios está fuera de nuestra vida, que estamos
solos, pero que en nuestra vida se han instalado de forma intrínseca la libertad
y el conocimiento y como parte de él, el sufrimiento y el gozo de vivir.
En esta segunda parte hay un
relato de los problemas y logros que la especie humana ha ido solventando en su
devenir: con inteligencia y libertad,
libertad que es un regalo de dios y no
un castigo. Hay pasajes del libro
preciosos, como cuando Eva cuenta los sentimientos que le producen sus
múltiples embarazos, “… parir es un dolor, nos dice Eva, pero también una forma
de participar en la creación”; y también cuando descubre el arte de dibujar
pinturas en las paredes de una cueva que “…la llena de felicidad, la hace
sentir menos sola”.
Para finalizar el cuento, Belli vuelve
de nuevo al relato apócrifo, pues los descendientes de Adán y Eva cumplen con el mito y, no obstante, para
llegar al desenlace reinterpreta la decisión de Caín como metáfora de la marginación
de tantos hombres que luchan por evitar un triste destino. La narración acaba
con un giro majestuoso que te sorprende y alegra, pues integra sabiamente el
relato apócrifo con una perspectiva más científica del destino de especie
humana.
Como conclusión diría que es un libro sencillo de leer, y que aunque conocemos la historia esta nos llevará más lejos si dejamos entrar en nuestra mente la ternura y la reflexión que Belli nos propone.
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