En un lugar privilegiado del salón
junto el sofá, el mueble de Ikea guarda
como parte de nuestra historia
un álbum que contempló
quizás desde otra perspectiva,
o tal vez desde aquella donde no habría promesas,
o salvaron el acto de colocar un anillo,
del temblor del instante,
sin duda de la futilidad de la imagen.
Así tal cual, fruto velado en blanco
y negro
alianza intacta,
secuencia de a temporalidad,
gesto arraigado
no siempre meta del deseo
cuando manos y mantra
pacto social
sellan en oro palabras firmadas.
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