Decidme:
-¿Cuál es mi oficio?-
Escucha a tu maestro
tensar la cítara para oír la belleza
del poeta.
Tus sentidos extrañan las palabras de los Dioses,
a través de la boca.
Tus sentidos aprietan la lengua,
ponen los verbos que han pronunciado
como faros del mundo,
y por su sabiduría, imitados
por Homero.
Ya están las musas frente al gélido cuerpo
dispuesto a quemarlo. A sentir la picazón
de una reliquia, sentir la volatilidad del silencio
con la fuerza de los aedos.
La sagrada palabra despertará la Acrópolis,
alumbrará a sus Templos,
gozarán sus ciudadanos;
cobijando
al esclavo y al soldado.
Y bajo la atenta mirada de Atenea,
el filósofo purificará tu corazón, purificará el orbe
y todo ser viviente.
El hombre sabio vivirá época tras época,
el necio penetrará en el Tártaro
donde habitan los muertos
-el vientre de Gea-
abismo deforme de todo cuanto odiamos.
Urano así lo dispone,
cuando el vacío y la oscuridad nos agita.
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