Como una estaca de olivo recién plantada
la quietud de estos campos me atraviesa
tendrían años que pasar miles de años
hasta dar mi fruto.
Años, años …
Quizá se pierda el silencio
entre mis
vísceras y no logre escribir
ni un solo verso a su sombra.
Aromas de
jazmín junto a la blancura del pozo
me recuerda que
un agua gruesa
nos separa de la vida:
la vida sedienta
tan silenciosa en el fondo donde emana
pura hoja arrugada.
Como la inspiración retoza en un colchón
de lana, golpeada
con las manos
y mimada de la
misma manera.
Un pergamino de jornaleros en el
tajo
descansan de un
sol que a tiras
siembra sus
pieles en estos pedregales.
De ellos
también está hecha la historia:
el anhelo de trascender de este paisaje.
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