¿Quién instruye a los desamparados?
La niebla del valle penetra en la ciudad, los remolinos
secuestran a los hombres, a los sin identidad, y todos
o casi todos, aquí, entre el murmullo del silencio, cómplices
marchitos porque, un solo hombre muerto nos marchita un poco
mientras en la ciudad todos compiten por las sombras, entre tanto
otros hurgan en el basural. Nadie instruye a los desamparados, nadie.
Ni el cielo que los nombra, ni la tierra que los regurgita en forma
de frágiles columnas que sostienen a otros menos desamparados,
más hábiles para devorar lo que no son salvo imágenes publicitarias.
Si tú eres un desamparado, también lo somos todos, aunque el miedo
nos inunde de olvido.
La niebla del valle penetra en la ciudad, los remolinos
secuestran a los hombres, a los sin identidad, y todos
o casi todos, aquí, entre el murmullo del silencio, cómplices
marchitos porque, un solo hombre muerto nos marchita un poco
mientras en la ciudad todos compiten por las sombras, entre tanto
otros hurgan en el basural. Nadie instruye a los desamparados, nadie.
Ni el cielo que los nombra, ni la tierra que los regurgita en forma
de frágiles columnas que sostienen a otros menos desamparados,
más hábiles para devorar lo que no son salvo imágenes publicitarias.
Si tú eres un desamparado, también lo somos todos, aunque el miedo
nos inunde de olvido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario