La lata con la que pide el pobre,
está fraguada con el metal infame de la injusticia.
Adelanta sus dientes mellados de aluminio
para morder las exiguas monedas del hambre.
En ella se reflejan los rostros tristes,
vidas desahuciadas
por la mueca más cínica de la miseria.
Su peso liviano,
es la paradoja de aquellos que no pueden sostenerse.
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