La Oruga Azul.

La Oruga Azul.
La oruga se puso azul turquesa, porque presa de la luz de la poesía, reposa en las cuartillas de la mesa impregnada de tinta y fantasía… (Antonio Peláez Torres),

lunes, 24 de junio de 2024

Entrevista a José Iniesta, autor de Un tigre sin selva.

 



Revista Ahorateleo

Editado en Guadix, Granada 

por Asociación para la Promoción de la Cultura y el Arte "La Oruga Azul"

ISSN  2952-5721


Háblanos un poco de ti.

 No sé, nunca me habían propuesto esto y no sé por dónde empezar. Solo se me ocurre daros algunos esbozos de lo que soy, pinceladas de mi vida. Mis orígenes son humildes, mas el niño que aún vive en mí tuvo una familia unida que no fue pobre en el amor y que le supo desvelar misterios, valores y preguntas que delimitaban los territorios del bien y del mal. Me crie en un barrio pobre de las afueras de Valencia, pero aquel lugar tenía sus paraísos, estaba rodeada por una fértil huerta ya desaparecida, un jardín de las delicias que me acercó a los árboles y los cielos, al trabajo de la tierra y el paso de las estaciones, al fluir de las aguas en las acequias, a las ranas y los pájaros, a las siembras y los oficios, al enigma absoluto del sol y de las noches. Allí aprendí muchas cosas que aún perduran y que moldean lo que soy. Allí fue donde mi mirada sobre el mundo fue más libre y atenta, y donde aprendí a silbar y a cantar la vida.         Después crecí y encontré mi refugio en las palabras, amé y sufrí, caí y me levanté muchas veces, como todos, y tuve suerte en mis aventuras, en mis entregas. Ahora mi familia y la luz de la tierra son mi ganancia, y en soledad lo escribo y balbuceo, lo proclamo para tener un lugar donde apoyarme, y tengo conciencia de mi ignorancia. Sé que no soy nada, y celebro esta suerte de existir con sus episodios de dicha y de dolor, y tengo grandes temores con la deriva del hombre y sus batallas, con su destrucción. Escribir para mí es como encontrar mi oración y lanzarla al aire, como estar más cerca de la verdad y tener conciencia del camino.

 

  

¿Qué podemos encontrar entre las páginas de Un tigre sin selva?

Podemos encontrar un libro diferente a lo que he escrito, versos que no hablan desde el yo y que claman entre la frontera del teatro y de la poesía. De algún modo este libro es un grito del mundo en defensa de la vida, es el rugido de un tigre acechado al que le están privando de sus selvas, es el ala rota de un pato que no puede volar. En otro lugar ya dije que “Un tigre sin selva, es una rara avis dentro de mi poesía, y creo que extrañará a mis lectores, marca diferencias en mi viaje, y a mí mismo me sorprenden sus paisajes devastados y su furia. Su aliento no es celebratorio, es trágico porque el mundo va a la deriva, porque la naturaleza está al borde del colapso, y el hombre parece olvidar que es nuestra verdadera madre, y que lo que destruimos nos destruye. El hombre no debería destruir lo que no puede crear, la tierra no es nuestra, las guerras son el mayor de los desprecios a la vida.”              Entre sus páginas se puede encontrar una escritura en libertad y una voz desesperanzada con las usuras y destrucción del hombre, una palabra salvaje que ama la vida y que la defiende con uñas y dientes. También escuchareis voces donde la inocencia y la locura nombran la verdad de una rosa y sus espinas, los jardines abandonados.

 

¿En qué ingrediente reside la fuerza de este libro?

 Yo creo que en su honestidad y su apuesta, en el respeto y amor que le tengo al oficio de la escritura, en la textura final de poema trágico donde parece que nos habla el mundo maltratado. En uno de los fragmentos que escribí para el prólogo de Un tigre sin selva digo lo siguiente, y creo que ello lo contesta:          “Es siempre posesión cantar la vida. Un tigre sin selva son dos escritos sobre el mismo temblor, dos maneras de lanzarnos al vacío, sin redes; y ambas funden sus metales en un clamor único, comparten fervor y misterio. Todos los personajes son uno solo, no existen, y su aventura es un viaje al corazón de las tinieblas.          Nada más, no es un canto de esperanza. Son hambre y palabras juntando los pedazos del cántaro roto de la vida. Es la voz del mundo, y mi propio canto hablando con la voz de mi padre muerto: el murmullo sucio del río que nos arrastra hasta la desembocadura.          Una oración rebelde, nadie la escucha, lanzada a la infinita oquedad del universo. Un cante jondo en medio del fragor de las batallas. Crónica del asombro, nunca plenitud. En fin, el insensato deseo de querer cantar el misterio que somos, la belleza del mundo antes de la catástrofe, un algo indestructible semejante a la armonía que rige el caos de los astros en la noche.           Un verbo universal nacido del centro oscuro mismo del amor y las entrañas.”

 

 

¿Cómo describirías tu trayectoria de escritor desde la primera publicación hasta esta última?

 Soy el mismo poeta de siempre, me reconozco en todos mis libros. En todos ellos palpita la misma necesidad de querer desvelar ese arcano que es nuestra vida, la misma voluntad de querer hacerlo bien, hasta donde mi oficio alcance. Sin embargo, con el tiempo, he aprendido algunas cosas, se han producido algunos cambios, creo. Una apuesta por la claridad, que no quiere decir que lo que se expresa sea sencillo, y un abandono del barroquismo de mis primeros escritos. También una búsqueda por encontrar la música que le pertenece a cada poema, a cada libro que la vida y el destino me regala. Un acercamiento a la realidad y una mirada distinta y serena en la contemplación del mundo y sus catástrofes. También un desprendimiento sucesivo del yo, un alejarme de mi propio existir para derramarme en los paisajes que miro, en los viejos caminos que ando, en las leves nubes que se alejan; de tal forma que el hombre que soy acaba diluyéndose y reconociéndose en cuanto le rodea, en la luz que lo abarca, en la oscura noche que lo acoge. Descubrimiento, gracias a la escritura, de que dentro y fuera no existen, de que somos más allá de nosotros, de que nuestro temblor está unido, con qué alianza, a la naturaleza. Y es desde aquí, desde este lugar del alma, que llego a este libro distinto, a este tigre sin selva que soy, a estos versos rebeldes en la frontera.

 

 ¿Cuál fue el último libro que leíste? ¿Por qué lo elegiste?

 Si tengo que ser sincero, el último que estoy leyendo es una antología de José Corredor- Matheos que tiene por título Sin porqué. Es un poeta al que conozco bien, quiero decir, al que he leído en otras ocasiones con atención y sintiendo una profunda alianza. Su poesía me interesa porque ahonda con extrema claridad en la vida, y equilibra bellísimamente lo contemplativo y lo pensativo, la realidad y las emociones; y todo ello con un algo que apunta a lo sagrado, a lo místico, a esa materialidad que nos vincula con el hallazgo y el misterio. Esta poesía me interesa enormemente, y su luz siempre nos guía: la belleza austera y la palabra justa para trascender desde el barro que somos, vuelo para un cuerpo lastrado a la tierra, pasos que tienen conciencia del camino y de la luz, del cansancio y las caídas, de la lejanía que somos.

 

 Y ahora qué, ¿algún nuevo proyecto?

 Sí tengo algún proyecto nuevo, la verdad. Tengo algunos libros acabados desde hace un tiempo, y alguno de ellos no tardará mucho en publicarse, aunque no os diré dónde por no adelantarme a las circunstancias, y por si acaso estas no llegaran a buen puerto. Se trata de un libro de haikus que llevará por título Un montón de piedras, y otro de poesía breve volcada en las soleares flamencas que se publicará algo más tarde, y cuyo título no os digo por mantener la sorpresa. En fin, como veis estoy entregado a la poesía, a la vida en las palabras. Gracias por darme espacio.

 


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