Háblanos un poco de ti.
Nací en Teruel pero soy oscense de
adopción. Me considero artista porque la creatividad forma parte de mí vida,
una herramienta con la que me enfrento al mundo. Desde niña he escrito y he
actuado, digamos que el arte corre por mis venas. No he tenido una infancia
feliz y supongo que lo que hago es escribir una y otra vez mis heridas, buscar
de alguna manera la luz. Soy poeta, narradora y directora teatral. Soy zurda y
disléxica, así que siempre he tenido que esforzarme el doble para entender las
cosas. Sin embargo esa peculiaridad me ha conducido a explorar otros ángulos
dentro de mi pensamiento, una manera muy peculiar de ver lo que me rodea. Me
atraen las costuras, lo invisible, los silencios que gritan. Me apasiona lo
viejo, lo que nos cruje dentro del pecho, los laberintos que se esconden en
nuestra sangre, esos recuerdos que se quedan tapiados en una ventana donde la
vida ha dejado de pasar. Me emocionan las mujeres solas, las tejedoras de
sueños, las niñas heridas.
Creo que escribo lo imperfecto, esa
belleza frágil pero que al mismo tiempo resiste.
¿Qué podemos encontrar entre las páginas de La casa de los hilos rotos?
Por encima de todo la historia de
Otti Berger, una pionera, la diseñadora textil más destacada de la Bauhaus.
Durante la novela podremos conocer su vida, sus amores, su trabajo artístico,
su paso por una de las escuelas de arte más vanguardista de Alemania antes de
la Segunda Guerra Mundial. Viajaremos por la Europa de entre guerras.
Conoceremos artistas olvidadas, la amistad entre Otika y Mercé Ribó. Hay
secretos de familia, amores imposibles y mucho arte.
En la verdad. Está escrita con el
corazón. Me he documentado mucho con respecto al contexto histórico y la
escuela de la Bauhaus está muy vivida, es decir, he intentado plasmar su
espíritu libre, vanguardista, absolutamente innovador. No había mucho material
biográfico de Otti Berger y he tenido que inventar su vida en muchos momentos,
pero eso me ha permitido conocerla mejor, he podido parirla, he recorrido todos
los caminos y penas de su vida hasta el momento de su muerte. Con la novela he
intentado hacer justicia, he sacado de las sombras la historia de una mujer
artista enterrada en la desmemoria. Así que su escritura para mí ha sido un
acto de justicia y de amor infinito. Por otra parte he ideado una compañera de viaje para Otika, Mercé
Ribó, una burguesa catalana que se convertirá en discípula y fiel amiga. La
fuerza de la novela radica en el deseo
de las protagonistas de ser fieles a ellas mismas, de buscar su camino, en el
arte y en la vida aunque ello tenga consecuencias terribles. También hay una necesidad
de sanar heridas en el caso de Mercé Ribó y su historia paralela. Es una novela
de búsqueda, de arte y de amor.
¿Cómo describirías tu trayectoria de escritor desde la primera
publicación hasta esta última?
Un escritor nunca llega a ser
escritor porque siempre anda escribiéndose en el camino, aprendiendo a hacer
mejor su oficio. Le lectura nos abre puestas, nos da herramientas, nos alimenta
y enriquece para que luego, como escritores, podamos crecer en cada página en
blanco. No concibo mi vida sin leer y tampoco sin escribir. Cuando empecé creía
que lo sabía todo. Luego tuve un tiempo en que desesperé porque no sabía nada.
Lo importante para mí en este mundo es darme cuenta de que no importa la meta
sino el camino. Y ese camino de la escritura debe ser placentero. Mi intención
es poco a poco ir encontrando mi impulso creativo, mi voz, y no juzgarme. Creo
que escribir es fracasar constantemente y tener el deseo de volver a escribir
para fracasar de nuevo. Aún sigo pensando que no he escrito mi mejor obra. La
poesía me enseñó a ser libre dentro del poema y dentro de una novela. Escribo
fundamentalmente para emocionarme y para emocionar a los lectores.
¿Cuál fue el último libro que leíste? ¿Por qué lo elegiste?
Acabo de terminar la lectura de
“Tesis sobre una domesticación” de la escritora argentina Camila Sosa. Es el
segundo libro que leo de ella porque me apasiona su forma de escribir, es
brutal, fresca, provocadora y verdadera. Me hiere. Y eso es lo único que le
pido a un autor cuando elijo un libro, que
me que hiera, que me duela, que no me deje indiferente, que me pellizque el
alma y me den muchas ganas de escribir para superar eso tan maravilloso que he
leído.
Y ahora qué, ¿algún nuevo proyecto?
Yo nunca dejo de escribir. Estoy
trabajando en mi segunda novela pero aún no puedo adelantar nada. Solo diré que
de nuevo hay mujeres heridas y de nuevo las emociones nos van a abrazar, tanto
y muy fuerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario