La Oruga Azul.

La Oruga Azul.
La oruga se puso azul turquesa, porque presa de la luz de la poesía, reposa en las cuartillas de la mesa impregnada de tinta y fantasía… (Antonio Peláez Torres),

viernes, 16 de febrero de 2024

Entrevista a Angélica Morales, autora de "La casa de los hilos rotos".

 


Revista Ahorateleo
Editada en Guadix, Granada por Asociación para la Promoción de la Cultura y el Arte "La Oruga Azul"
ISSN  2952-5721

Háblanos un poco de ti.

Nací en Teruel pero soy oscense de adopción. Me considero artista porque la creatividad forma parte de mí vida, una herramienta con la que me enfrento al mundo. Desde niña he escrito y he actuado, digamos que el arte corre por mis venas. No he tenido una infancia feliz y supongo que lo que hago es escribir una y otra vez mis heridas, buscar de alguna manera la luz. Soy poeta, narradora y directora teatral. Soy zurda y disléxica, así que siempre he tenido que esforzarme el doble para entender las cosas. Sin embargo esa peculiaridad me ha conducido a explorar otros ángulos dentro de mi pensamiento, una manera muy peculiar de ver lo que me rodea. Me atraen las costuras, lo invisible, los silencios que gritan. Me apasiona lo viejo, lo que nos cruje dentro del pecho, los laberintos que se esconden en nuestra sangre, esos recuerdos que se quedan tapiados en una ventana donde la vida ha dejado de pasar. Me emocionan las mujeres solas, las tejedoras de sueños, las niñas heridas.

Creo que escribo lo imperfecto, esa belleza frágil pero que al mismo tiempo resiste.

 

¿Qué podemos encontrar entre las páginas de La casa de los hilos rotos?

Por encima de todo la historia de Otti Berger, una pionera, la diseñadora textil más destacada de la Bauhaus. Durante la novela podremos conocer su vida, sus amores, su trabajo artístico, su paso por una de las escuelas de arte más vanguardista de Alemania antes de la Segunda Guerra Mundial. Viajaremos por la Europa de entre guerras. Conoceremos artistas olvidadas, la amistad entre Otika y Mercé Ribó. Hay secretos de familia, amores imposibles y mucho arte.

 ¿En qué ingrediente reside la fuerza de este libro?

En la verdad. Está escrita con el corazón. Me he documentado mucho con respecto al contexto histórico y la escuela de la Bauhaus está muy vivida, es decir, he intentado plasmar su espíritu libre, vanguardista, absolutamente innovador. No había mucho material biográfico de Otti Berger y he tenido que inventar su vida en muchos momentos, pero eso me ha permitido conocerla mejor, he podido parirla, he recorrido todos los caminos y penas de su vida hasta el momento de su muerte. Con la novela he intentado hacer justicia, he sacado de las sombras la historia de una mujer artista enterrada en la desmemoria. Así que su escritura para mí ha sido un acto de justicia y de amor infinito. Por otra parte he ideado  una compañera de viaje para Otika, Mercé Ribó, una burguesa catalana que se convertirá en discípula y fiel amiga. La fuerza de la  novela radica en el deseo de las protagonistas de ser fieles a ellas mismas, de buscar su camino, en el arte y en la vida aunque ello tenga consecuencias terribles. También hay una necesidad de sanar heridas en el caso de Mercé Ribó y su historia paralela. Es una novela de búsqueda, de arte y de amor.

¿Cómo describirías tu trayectoria de escritor desde la primera publicación hasta esta última?

Un escritor nunca llega a ser escritor porque siempre anda escribiéndose en el camino, aprendiendo a hacer mejor su oficio. Le lectura nos abre puestas, nos da herramientas, nos alimenta y enriquece para que luego, como escritores, podamos crecer en cada página en blanco. No concibo mi vida sin leer y tampoco sin escribir. Cuando empecé creía que lo sabía todo. Luego tuve un tiempo en que desesperé porque no sabía nada. Lo importante para mí en este mundo es darme cuenta de que no importa la meta sino el camino. Y ese camino de la escritura debe ser placentero. Mi intención es poco a poco ir encontrando mi impulso creativo, mi voz, y no juzgarme. Creo que escribir es fracasar constantemente y tener el deseo de volver a escribir para fracasar de nuevo. Aún sigo pensando que no he escrito mi mejor obra. La poesía me enseñó a ser libre dentro del poema y dentro de una novela. Escribo fundamentalmente para emocionarme y para emocionar a los lectores.

¿Cuál fue el último libro que leíste? ¿Por qué lo elegiste?

Acabo de terminar la lectura de “Tesis sobre una domesticación” de la escritora argentina Camila Sosa. Es el segundo libro que leo de ella porque me apasiona su forma de escribir, es brutal, fresca, provocadora y verdadera. Me hiere. Y eso es lo único que le pido a un autor cuando elijo un libro,  que me que hiera, que me duela, que no me deje indiferente, que me pellizque el alma y me den muchas ganas de escribir para superar eso tan maravilloso que he leído.

Y ahora qué, ¿algún nuevo proyecto?

Yo nunca dejo de escribir. Estoy trabajando en mi segunda novela pero aún no puedo adelantar nada. Solo diré que de nuevo hay mujeres heridas y de nuevo las emociones nos van a abrazar, tanto y muy fuerte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario