Caminas con tus pies en el aire,
un hombre solo, aquí, en el Valle,
cuando se levanta
va al bar, habla, ríe,
bebe café y copa,
fuma y se despide;
luego se va al campo,
ese trozo de cielo en la tierra.
Tú, aquí, en el convento ficticio,
caminas al baño,
abres a los gatos,
desayunas y demás calcios
y vas a la pantalla,
ese sitio de nadie,
intocable, sabelotodo
y sigues con los pies en el aire,
pensando en áticos subterráneos
y refugios verdes.
A mi padre, un alma agrícola.
Entre la vida y la muerte hay un breve recorrido, pero la poesía de este gran poeta, prevalecerá más allá de ese breve recorrido. Su poesía llega y hace reflexionar.
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