La Oruga Azul.
lunes, 14 de marzo de 2016
Árbol invertido, por DORI HERNÁNDEZ MONTALBÁN.
En esta región incógnita o rivera despojada
crece un extraño árbol de raíces aéreas
que da sombra a mi frente fatigada.
Es el árbol invertido,
aquel que extiende sus raíces al espacio
y oculta sus ramas bajo los azufrados surtidores
del magma terrestre,
hasta llegar a los remotos oasis submarinos,
allí donde todo es amarillo y rojo.
Sus ramas, arterias coralinas,
danzan sumergidas junto a peces ciegos.
¿Cuántos antes que yo hasta aquí arribaron
en busca de amparo y sosiego? lo ignoro.
Apoyada en su enorme tronco me siento a salvo,
a salvo del odio, libre de los tigres,
del veneno de las adelfas,
fuera de ese rumor de muerte
que los hombres-bestia propagan.
y es tanto el poder que este árbol ejerce sobre los elementos,
que hasta el indómito viento pasa cadencioso y furtivo
por entre sus desnudas raíces aéreas.
Lo cierto es que nada hay aquí,
a no ser este árbol sagrado incrustado
como una esmeralda en el hielo.
Esta pues, ha de ser la mítica región del árbol humanado,
fértil fermento de vida.
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