La Oruga Azul.

La Oruga Azul.
La oruga se puso azul turquesa, porque presa de la luz de la poesía, reposa en las cuartillas de la mesa impregnada de tinta y fantasía… (Antonio Peláez Torres),

sábado, 20 de junio de 2015

Mortalmente vivo (poemario de Josefina Martos Peregrín), por CARMEN HERNÁNDEZ MONTALBÁN.




Josefina Martos Peregrín, amiga, paisana, narradora brillante, poetisa de gran hondura, escritora cabal,  apasionada de la fotografía, la pintura, la cerámica, el cine, etc. Ha participado en numerosas publicaciones como la antología de relatos: El imaginario vientre de la tierra. Su obra narrativa es abundante aunque gran parte de ella inédita. Ha obtenido algunos premios como el Ciudad Galdós con su cuento Yo soy la que escucha o el Premio Antonio Machado de cuento con El toque dramático. Entre sus libros podemos citar su novela La cumbre del silencio, sus libros de relatos Nocturnos y Myriastérides y otros relatos. Este que presentamos hoy es su primer poemario publicado Mortalmente vivo.
Cuando conocí a Josefina, su nombre estaba inevitablemente unido al de Arturo, su marido. La pareja madrileña que nos hacía preciosas fotos en las representaciones del Aula Municipal de Teatro de Guadix, allá por los años noventa. Los encantadores amigos que nos acompañaron, con los que compartimos aficiones, reíamos y departíamos sobre libros, películas y vivencias. Los viajeros impenitentes y exóticos, los amigos, buenos amigos.
Después, Arturo nos dejó de una manera imprevista para todos, a plena luz y en primavera, cuando el ánimo se desprende de la pereza del invierno e invita a los reencuentros.
Mortalmente vivo es el testimonio literario de un período de duelo, eso es evidente, de un duelo que se resistía a remitir y que Josefina lo ha transformado en poesía con este título que lo define muy bien.
Pero también es este un poemario pleno de versos despojados de artificio, de versos en carne viva, dotados de una profundidad que admira. El amor es el norte a donde todos los poemas apuntan: amor desgarrado, amor a pesar del dolor y la ausencia, implacable frente al olvido.Ella lo dice en el poema titulado Preámbulo de invierno…

"Amarte,
amor eterno,
dulce como el carmín
de una hoja en otoño.
Amarte más allá de ahora
y ayer,
de mañana
y de nunca…"



Todos los poemarios están llenos de experiencia vital, pero Mortalmente vivo es pura experiencia vital por definición: un poemario elegía que mantiene un pulso incansable con el vacío que deja la muerte. Se entabla un diálogo con el amado ausente, un diálogo consigo misma a la vez, como el camino que le conducirá a la paz interior y reconciliación con lo que no puede cambiarse.

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