La Oruga Azul.

La Oruga Azul.
La oruga se puso azul turquesa, porque presa de la luz de la poesía, reposa en las cuartillas de la mesa impregnada de tinta y fantasía… (Antonio Peláez Torres),

domingo, 14 de junio de 2015

Arrullo de hadas, por DORI HERNÁNDEZ MONTALBÁN.


No muere la luz en el crepúsculo, se prolonga a otras latitudes, se inclina en ángulo obtuso desde su vértice para caer sobre la cima de la montaña. Miro el sol que semeja ahora una bola de brasas incandescentes incendiando el horizonte, y veo caer las nubes como delgadas pavesas sobre la tierra. Si cierro los ojos y agudizo el oído puedo escuchar el agua culebrear por las acequias, a los pájaros gorjear como si se hubieran tragado una ocarina. Sé que vuelan las mariposas blancas invadiendo el aire mientras cae una lluvia de pétalos sobre los tejados; debe ser esta la hora de las hadas, sin duda alguna. Y tú, Ojos de uva, te has quedado dormida, rendida en tu rincón. No me extraña, después de haber estado toda la mañana jugueteando con los visillos y las cortinas de la casa. He dejado el balcón entreabierto y se ha colado una brisa inesperada y recia que los ha abombado, así henchidos semejan las velas de un velero en plena travesía. Me he tenido que reír, alargabas tus patitas delanteras como si estuvieras saludando a alguien o quisieras agarrar algo. 

¿Acaso tú ves algo que no puedo ver yo? No podemos saberlo pues esto, aun forma parte de la geografía de la incertidumbre, como la constatación de la existencia de las hadas. Sin embargo, ellos, los seres féricos, nos visitan, suelen acudir en nuestra ayuda, Nosotros no queremos darnos por enterados pero se los puede distinguir fácilmente. Suelen vivir entre las hojas de los chopos, embrisados en las cortinas y visillos, enredados entre las cosas de la gente que vienen y van, nadando en el agua sonora de los ríos o dormidas en los rincones más recónditos de las viejas casas. Huyen del ruido, gustan del silencio y el murmullo del agua. Traviesos y juguetones, se balancean con el viento. En las noches de verano los delata el olor a jazmín y damas de noche. Los anuncia el pacto de luz que rubrica la luna en el misterio plácido y oscuro de la noche. Duermen en los bosques donde habitan los mirlos y se despiertan con el canto de timbre líquido que ellos entonan en sus amaneceres de ensayo. ¿Has escuchado cantar a los mirlos? ¿Cómo resistirnos a tanta belleza? al poder narcótico de las manzanas, al crujir de las cerezas en junio, a los dulces sabores de los frutos de la tierra y sus raíces, al perfume embriagador de las naranjas o la hipnótica visión de la amapola entre los trigales, al revoloteo de las mariposas anunciando buenas noticias o al viaje aéreo de los deseos y anhelos que insuflamos en el diente de león. 

Nada es lo que parece Ojos de uva ¿Que es realidad o qué es sueño en este mundo nuestro? A ti que te gusta jugar con los insectos ¿has reparado en las figuras fractales que se aprecian en las alas de las mariposas o en las hojas? parecen venas, arterias vegetales. Hay otros mundos que no vemos que no puede percibir el ojo humano. Y aun viendo y percibiendo ¿cómo estar seguros de que aquello que se ve es tal y como lo vemos? Sea como sea, desde el momento que nombramos dotamos de existencia a lo nombrado, aun sabiendo que aquello que se nombra nos es totalmente desconocido.

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