La Oruga Azul.
viernes, 14 de septiembre de 2018
ALETEO, por Isabel Pérez Aranda.
Cada vez que se veían,
temblaban las musas dormidas,
se entonaban cantos de sirenas,
y se dejaban posar para respirarse a sí mismos,
olvidaban el lugar el momento y hasta el ser
para refugiarse tal camaleones de un entorno hostil.
Cada vez que se veían,
ahogaban los olvidos,
los tiempos perdidos
asumían el riesgo de desaparecer,
de ser engullidos por los ecos reflejos,
de perder los contornos,
de hacerse humo,
y disiparse como aire.
Cada vez que se veían
era un principio, un final
rompían las olas su hechizo mimético
y no había viento que los sostuviera
ni flecha que los acoplara
mas que el vibrante aleteo de psique
volando hasta el amanecer.
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