Llega
sigiloso robando las sombras por los caminos,
viene
armado de labrados cuchillos
desgarrando
sedas a la luna llena.
¿Quién
es ese que tan sigiloso llega
en
las noches serenas y oscuras
mientras
cantan los grillos?
Dicen
que esa alma errante de la caravana
llora
a solas.
Al
claro de luna brillan sus zarcillos
y
luce corales en su piel morena.
Una
hembra hechizada perfuma su pelo
con
flor de verbena.
Es
un aliento, una pluma invisible que apenas nos roza,
la
tristeza más pura sin motivo,
la
voz que canta a las estrellas,
una
gota de rocío,
el
alma del violín,
el
acorde abrazado a la guitarra sonora.
¿Quién
es ese que tan sigiloso llega,
bailando
una danza desconocida,
mientras
la leña crepita?
Escucha
la queja que viene de la urdimbre del agua,
de
los verdes más hondos de la umbría,
la
que susurra al junco a la orilla del río
bajo
la linterna de la luna,
caravana
errante, danza amorosa de la vida,
ante
los senos de bronce de la muerte.
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