Me habita la tierra de tu cuerpo,
lugar de pájaros y hayas.
Eres aire para mis pulmones
olor a campo y noche marina.
Fuego que me guarda en su senda,
enciendes todos los enigmas del universo
con el aroma ardiente de las palabras.
Temblor de tormenta,
fluir de agua, que se desborda dulce,
para vencer mis manos.
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