Cuando
llega el deseo
la piel
se convierte en camino pedregoso,
que no
va a ningún lugar,
pero
llega a todas partes.
Cuando
el placer explota,
la
carne se abre en mis pedazos,
y se
convierte en mar, tierra
brasa y
aire.
Nuestros
cuerpos:
pecan,
comulgan,
y se
perdonan.
Escribimos
el Génesis
en
nuestro cuarto.
Cuando
la pasión remite,
satisfechos
de haber forjado
nuestro
propio mundo.
Al
séptimo segundo
cuando
el suelo se asienta,
se
extingue la llama,
cuando
el rio forma su cauce
y el
viento cesa;
Dios
nos bendice
y
descansamos.
Muchas gracias por publicar mi poema "Génesis", mil gracias!!
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