No hay teoría,
simplemente escucha. La fantasía es la ley.
Bajo el título Oscuro
parentesco, Eduardo Moreno nos presenta esta antología de relatos urdidos
con las hebras de la fantasía terrorífica. En ellos, la luz y la sombra se
entremezclan para crear esa atmósfera onírica tan característica del autor
albaceteño. Durante su lectura, la tensión se insinúa al inicio como un
presentimiento, que se precipita y hace patente en cada final, siempre
impactante. La inquietud es el sonido apenas perceptible de la gota que un
grifo averiado va dejando caer hasta anegar la superficie en que vierte su frío
pálpito.
Relatos como La
hija de Molinari o El pozo amargo, son una auténtica
alegoría de la pasión y el deseo, cuyas raíces se alimentan de la trasgresión.
Ambos están tan cargados de simbolismo que harían sonreír al propio Freud.
En El figurante
y Mala caída, dos cuentos extraordinarios
—en el amplio sentido de la palabra—, es donde mejor puede rastrearse el germen
de la angustia y el suspense. El tiempo parece detenerse y, a la vez, expandirse
en el transcurso de la historia; la atmósfera se espesa y se enrarece hasta
tornarse grasienta, opresiva, irrespirable.
La isla Dorada y La ofrenda de Pakal,
más cercano al relato de aventuras el primero, y al de la ciencia-ficción
el segundo, nos sumergen en escenarios insólitos y misteriosos, inspirados en la
Historia y la Mitología. Escritos con la maestría de un alquimista del
lenguaje, nos envuelven en un cosmos de exotismo, de arcanos fascinantes.
El
relato que da nombre a la obra, Oscuro
parentesco, bebe de un pensamiento filosófico: el nacimiento y la muerte
forman los dos polos de todas las manifestaciones de la vida. Las luces y las
sombras no son la una sin la otra; no existe gozo sin pena de contrapeso. Por
eso, el título escogido no puede ser más acertado.
Querido lector, tienes la suerte de tener entre tus
manos un libro que propone infinitos viajes. Con él, has adquirido un pasaje hacia
rutas desconocidas. Deberías estar inquieto, pues ¿quién no se estremece ante
lo desconocido?
Carmen Hernández-Montalbán.
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