Creo
que llegó el agua
a
mis ojos ciegos,
de
camino
a
tus labios de seda.
No
era cualquier cita,
era
el amor más festivo.
En
mis pasos de tierra
de
volcanes y de lluvia
me
encontré con sarmiento,
me
encontré con la niebla
pero
no hallé tu boca.
El aire se llevó, cruda sorpresa,
el
olvido muerto,
el
descuido, el abandono,
las
manos de vacío,
la
miseria superflua.
Días
y noches han pasado,
y
ha pasado la vida.
Te
tengo en mis recuerdos
a
brotes de calor y fuego,
el
alma no entiende
de
elementos.
Gracias Oruga por tus palabras de agradecimiento, gracias por tu espíritu literario, por colaborar para que la cultura y la sensibilidad artística llegue al mayor número de rincones, donde un corazón siempre espera. Gracias por hacerme sentir tan importante como sólo una ORUGA AZUL puede sentirse.
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