sábado, 15 de junio de 2013

ABSOLEM (Revista electrónica) Núm. 1, Junio de 2013 "La Danza"



Revista ABSOLEM, editada en Guadix (GRANADA) por la Asociación para la Promoción de la Cultura y el Arte "La Oruga Azul", 
laorugazul2013@gmail.com
ISSN 2340-8634

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SUMARIO

Diseño de la portada: 

JORGE PASTOR SÁNCHEZ. (Guadix, Granada, ESPAÑA)

Artículos: 

Poemario "Cisne Esdrújulo" de Antonio Enrique

CARMEN HERNÁNDEZ MONTALBÁN. (Guadix, Granada, ESPAÑA)

Fotoemas:

CARMEN MEMBRILLA OLEA. (Guadix, Granada, ESPAÑA)

Poemas:

Bailando un vals. ROXANA ROSADO (MÉXICO)

En esta distancia. TERESA TÓRRES (Málaga, ESPAÑA)

La bayadera. CARMEN HERNÁNDEZ REY (Extremadura, ESPAÑA)

Danza. INMACULADA JIMÉNEZ GAMERO (ESPAÑA)

Danzo en rojo. CECILIA ORTIZ (Olivos, ARGENTINA)

Danza bautismal. SILVIA RODRÍGUEZ ARES(ARGENTINA)

Venus: danza del vientre. ALICIA MARÍA EXPÓSITO (Guadix, Granada, ESPAÑA)gr

Fotografías:

AMELIA ALONSO. (ESPAÑA) 

RAFA HERRERO RODRÍGUEZ (ESPAÑA)

Enlaces:

LA ORUGA AZUL


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Artículos: 

POEMARIO “EL CISNE ESDRÚJULO DE ANTONIO ENRIQUE

Ha llegado hasta mí una bailarina hecha poema, un cisne esdrújulo que ya, desde el título de por sí sugerente, insinúa literariamente la imagen de la danza, pero no de una danza cualquiera, sino de una danza con mayúsculas, la de la sin par bailarina en la que se inspira el poeta Antonio Enrique y a la que va dedicado el poemario, nuestra querida amiga Trinidad Sevillano.
Es un cisne blanco, ingrávido; por cuyas venas se conduce la luz del talento, ese talento incandescente que da personalidad al movimiento. Y es esdrújulo porque es un movimiento llevado a su máxima calidad expresiva. La bailarina es expresión desde el rostro a las puntas.
La poesía de Antonio Enrique en esta ocasión, es una danza continua de pasión y admiración, dotada de la belleza estremecedora de las palabras certeras que emanan del sentimiento. Cada uno de los versos, es un arco de violín que hace vibrar las cuerdas de la emoción, de la alegría al llanto, de la ternura a la melancolía, de la esperanza a la más absoluta desolación. Es la música de una partitura que se reescribe con cada lectura, una sinfonía inagotable en la que intervienen los cuatro elementos: el agua ingrávida y blanca de unos copos de nieve, el fuego de un cuerpo; una energía perfecta en combustión permanente, el aire donde se origina el movimiento y finalmente la tierra; centro magnético donde gravita el equilibrio.
La poesía de Antonio está dotada de una elegancia sin parangón que se acentúa en este poemario. Una poética rubricada por las ilustraciones del pintor Miguel Rodríguez Acosta, figuras sensuales de una gran calidad estética, resueltas en unos pocos trazos.
El resultado ha sido una hermosa obra orquestada por un talento rotundo.


Carmen Hernández Montalbán

La bailarina Trinidad Sevillano
(X)

Yo conocí una vez a una bailarina
suave como la luz de noviembre,
gentil como una canción en medio del yerbazal.
Gentil como una paloma que comba el buche
y suave como el arpegio de la lluvia en los tejados,
era el delirio de mis sueños,
la delicia de mis horas,
la fiebre en que yo iba volviéndome
del color de la pasión.
La bailarina no sabía sino bailar,
y cuando no, era como la nieve lejana,
horizonte durmiente con pájaros limpios
que apenas rozan la tierra
con la sombra de su esplendor.
Yo amé una vez a una bailarina,
hace tanto tiempo que mi alma aún se sobrecoge.
Los brazos de la bailarina me acogieron
y yo me sentí el más feliz de los mortales.
La bailarina vino a mí un día de otoño.
Hacía niebla en mis ojos y lluvia en los caminos.
Recuerdo ahora tus manos, tus ojos,
tu cuerpo de yema de nardo,
tus piernas, tus vértebras,
el dulce ópalo de tu cintura cimbreante,
y me digo: bien estuvo vivir, bien se está,
si el último pensamiento fuese
el sencillo calor de tus entrañas que temblaban.
Una vez amé a una bailarina, y la bailarina
amó a su poeta como quien al despertar
recuerda que fue nieve pero no olvido,
fuego pero no humo, polvo pero no nada.


(De Cisne esdrújulo de Antonio Enrique)

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Fotopoemas:



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Poemas:
 

BAILANDO UN VALS

Bailando un vals
bajo el brillo de la luna
mis pies se mueven al compás
del fulgor de las estrellas,
las nubes lloran lejos
esperando el eclipse
en el que tú y yo estaremos
unidos para siempre.

Bailando un vals
bajo el viento del este
mis manos se mueven ligeras
al compás de las dunas,
vienen y van
con el aliento que exhala
tu corazón palpitante
sediento de vida y lisonjas.

Bailando un vals
sobre las olas del mar
traen recuerdos de ayer
mezclados con besos de sal,
tus manos acarician mis pies
en sueños de espuma de mar
que se esparce al terminar el compás
que mis labios alcanzan a escuchar.

Bailando un vals
parece que el tiempo se detiene
miro las manecillas del reloj
que giran contra corriente,
con cada giro que doy
espero tu beso cálido
tus ojos mirando mis labios 
decir -he llegado amor al nido-.

Bailando un vals
casi escucho tu presencia
mi corazón alegre
gira y se olvida del tiempo,
un giro, uno más, un salto
y mi mente da vuelta al unísono
no pienso, no respiro, no vivo
pues me falta tu oxígeno.

Bailando un vals me miro
y bailo, bailo esperando tu arribo.

Roxana Rosado





EN ESTA DISTANCIA


En esta distancia 
donde no se recorren nuestras pieles 
me has pedido que dance para ti,
y qué cómo una plegaria en mis vuelos
alcance entre acordes
escalas y arpegios,
la conjunción perfecta,
la senda 
donde mi boca se una a la tuya 
para cumplir nuestro sueño… 
para burlar este inútil tiempo.


Teresa Torres. 

LA BAYADERA

Frente al gran espejo trenza su pelo,
como una serpiente enrosca a la negra
mata,
engarzando en ella una corona
de rosas y azahar,
regalo de despedida, de ese amor:
Amor inconveniente,
Amor proscrito,
Amor sagrado
Amor profano
Amor sin títulos,
sin hogar
 sin vida.
La Bayadera coloca sus tupidas
medias,  son de un blanco roto,
las miras en contraste
con sus zapatillas de puntas
y satén,
tonos rosáceo,
hacen juego con el suave
rosa de sus pómulos,
se mira en el espejo y siente
que esta danza
le costará…
Danzará gota a gota,
sus noches y sus días.

El Tutú de tarlatán le espera
en la percha,
quita la pinzas ,
lo coloca sobre su cintura
de reojo, observa como el espejo,
le devuelve la imagen,
de una sílfide,
en proceso de huída.

Limpia de sus manos el sudor,
por último retoca la última línea
del ojo,
mira sus labios ¡Perfectos!
Retoca los pómulos…
¡La sirena tocó!
Bailarinas y bailarines salen al pasillo,
nerviosos, risas, prisas,
ella…
¡Atacada!
La Bayadera intuye que esta noche,
no será una danza más
y  mientras sube el telón,
la orquesta,  hace gala de sus pasionales
piezas,
melodías a zares
con sabor a legas danzarinas
de los templos,
románticas piezas de vals,
amor y poesía
que para ella un día escribieron.

¡Menos mal! Las luces del Gran
Teatro de la Opera
hará de defensa,
abre el primer acto,
un bosque de miradas
se acerca al escénico
templo,
expectantes todos desean ahuyentar
a sus sosegados deseos,
esperan ver amor en vivo
y en directo.

Y esto se dice para sí
-Nunca fue más cierto-
Amor y votos sagrados,
quedan expuesto
en la platea expuesto,
él y sus sagrados votos,
¡La miran!
cualquier esquina vale para
ser discreto…

La bailarina danza su dolor
sin defensas,
sufriendo dentro del gran
santuario, teatro de la vida.
Enjuga sus lágrimas
por dentro ríos
la inundan
nadie escucha al agua
que crece en su pecho.

Segundo acto, acción…
¿Por qué ve a un poeta que llora?
Kalidas observa su obra
desde un palco Celestial,
dolido mira en sus manos a los siglos,
milenarios de su pecho,
desnuda a cada una de las sagradas
bailarinas de la ruleta sagrada
del tiempo.

La Bayadera suelta su trenza
el áspid, danza su miedo…
La danza baila con ella,
El poeta quito su miedo.
Ya paso el tiempo de sagradas
Concubinas,
de sagrados mitos
de lenguas viperinas.

Carmen Hernández Rey


DANZA
Astuto balance de ritmo
en las ingles de sudor,
de acentuación y movimiento.
Cómplice, pulsión, y acento,
sin compás yo me detengo.
En las manos estrechas,
abiertas de pasión, 
profundas de silencio.
Melodía de venas palpitando,
cabriole en el aire
deslizándose a tu encuentro.
Bebo el aire, preso el viento
y en los ojos cerrados de deseo,
crece el paso y la queja,
y vuela el alma,
y arde el fuego
entre el latir de la sangre
y el musculo denso.
Carne tensa, espiga en el gesto,
tú te acercas, casi te beso,
con la espalda me protejo
de tus labios al encuentro
que sosiego en mi cintura.
Pasea tu empeine redondeado,
Y la danza fragua el reto.
Tú eres tierra, yo fragmento,
Vals y tango, salsa flotando. 
Siento como brincan las estrellas
y se calma la huella de la noche. 
Aunque eres bravura,
botan y rebotan,
dulce el alma de tu baile,
queja cimbrada y doliente, 
Chassé, plié, de huesos sedientos.
Inmaculada Jiménez Gamero



DANZO EN ROJO
He buscado
el movimiento exacto
la energía necesaria
para desplegar mi cuerpo 
como alas.
Necesito descubrirme
ser completa.
Brazos, pies y manos
llevan el compás.
Mi boca sonríe
plena.
Siento.
Soy la mujer que danza
su música interna.

Cecilia Ortiz


DANZA BAUTISMAL

Cadencia bautismal de olas
en el rito que mi vientre acuna.
Pez, en este mar que hundió tu nombre
con su altivo sueño.
Nadie cubrirá mi desamparo,
mi obstinada desnudez
de ninfa consagrada a un extranjero.
Queda en mí la madreperla
como ofrenda de algún dios impuro.
Bebo, en esta danza del olvido,
cada gota de mi furia.
Silvia Rodríguez Ares








VENUS
(DANZA DEL VIENTRE)
Me llamas
desde una realidad desconocida.
Te miro
de este lado del tiempo
y del espacio.
Pareces complacida
en tu silencio;
paisaje de mujer
entre dos lunas.
Labios de lirio en flor,
manos celestes
conversas al amor
y a la lujuria.
Anochecen tus ojos.
¿Qué pasiones ocultas?
¿Qué misterios?
El alma se estremece
bajo las afiladas aristas
del ensueño.

Venus de aureo perfil,
te haces de pura vida
cuando muestras a todos
la desnudez redonda
de tu esencia.
Alicia María Expósito

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Fotografía:
AMELIA ALONSO

RAFAEL HERRERO RODRÍGUEZ
Muriel Romero
Vicenzo Muollo y Adriana Juri

Violeta Gastón


























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