Foto de Dominic Däncke |
Regálame siete días de otoño.
Uno, el primero, que armonice mi casa con
notas de flores blancas. Danzaré por ella desnuda de miedos. Pediré a los
espejos mudos que muestren mis pechos
sin pudor, no tan tersos ni bellos como ayer, aunque prestos a despertar al
calor de tu piel. Henchidos de pasión, no añorarán su
turgente juventud.
El segundo, que riegue de lluvia nueva la
hierba que pisan mis pies gastados. Caminaré por ella descalzando dudas. Morirán
huérfanas, bajo las ramas preñadas de un castaño,
olvidando por siempre mi nombre.
Otro, el tercero, que avive el fuego, retando
al frío primigenio. Su llama ardiente
pintará de luces doradas mis inquietos ojos , salpicados de arrugas balbucientes, testigos de tu mirada. Leerán el rastro que dejan tus silencios, te verán marchar para llegar de nuevo.
Ofréceme el cuarto con sabor a miel y tibia canela.
Hundiré mi dedo en ella y su intenso
dulzor llenará mi boca de palabras jugosas, de susurros ahogados en la hoguera.
Caerán rendidas las murallas del decoro.
Oiré al quinto golpear tras el cristal,
enredado con el viento. Llenará de marrones y amarillos mi balcón. Hojas grandes
o pequeñas, aristadas o cordadas, tímidas o atrevidas, narrando historias de infancia
lejana, de niños sin niñez, de noviembres sin regalo. Las recogeré sin prisa,
de una en una y las acunaré entre las cuartillas de mi último libro de vida.
El sexto no será un buen día. Habrá niebla,
habré llorado, desearé dejar de fingir.
Gritaré que es cierto, que no soporto esta impuesta soledad. La
experiencia, hermanastra celosa y aliada
cruel de la prudencia, nos mantendrá en
la aconsejada distancia, pondrá alto precio a la convivencia, penará el
atrevimiento de compartir rutinas.
Entrégame finalmente el séptimo, el mágico, la
fuente de todos los cambios, el de las siete maravillas y los siete mares. El
que borrará la niebla y aspirará mi pecho embarrado de olor a tierra mojada. Dispondrá
mi vientre, tres veces crecido, a sostener tu cabeza cuando al fin descanse.
Regálame
tu otoño y te daré mi primavera.
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