A
través de mis manos descubrí
el
romance entre la luz y el tiempo
sin
rubor ni prisas, solo alimentado
por mi obsesión
de atrapar mentalmente
el secreto escondido dentro de la guarida.
Reflejos,
sombras, gestos
motas de polvo, guiños,
instantes
inmortales que abraza mi objetivo.
Acercarse
desde la distancia
a una
soledad revelada por la alquimia
de
palabras sin voz.
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