Me gusta estar contigo a solas,
contigo y con tus diafragmas,
y con aquella mujer que llora,
cuando se me olvida el alma,
quiero estar solo, muy solo,
con ella, con mi cámara.
Solo, cuando me encuentre solo,
y se despierte la mañana
con el rocío en el campo verde
con ella colgada a mi espalda,
caminando solo, muy solo,
con ella, con mi cámara.
Mi soledad y ella me acompañan,
cuando salimos a pasear
por la playa o en la montaña,
soledad para pensar
en compañía de mi alma.
Enristrada en mi hombro,
amoldada a mis manos,
sabedora de mis secretos,
en caja negra guardados,
y de color repletos.
Sin ella no soy nada,
mi soledad nos acompaña,
vemos paisajes en la mente,
de imaginarios sueños,
de un amor imposible,
vivido en un trío perfecto
entre mi soledad,
yo y mi cámara.
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