La Oruga Azul.

La Oruga Azul.
La oruga se puso azul turquesa, porque presa de la luz de la poesía, reposa en las cuartillas de la mesa impregnada de tinta y fantasía… (Antonio Peláez Torres),

viernes, 14 de noviembre de 2014

La primera vez, por CUSTODIO TEJADA.




La primera vez de algo dicen que nunca se olvida;
sino que se magnifica a tal extremo
como si de una hazaña épica se tratase.
La primera vez es única e irrepetible,
para bien o para mal,
no tanto por la destreza que tiene
como por la emoción que posee.
La primera vez de algo el estómago pincha,
las manos quedan frías y la lengua tartamudea
como Moisés en el desierto.
Aún hoy recuerdo como si fuera ayer mismo
la primera vez de muchas cosas, son tantas
que el paso de los años no consigue borrar su rastro
y es imposible enumerarlas todas.
Parece que fue ayer la primera vez que abracé a mi hijo
y quedé hechizado de por vida.
Parece que fue ayer la primera vez que salté la comba…
Parece que fue ayer la primera vez que di un beso en la boca,
que sonreí a una chica y me temblaron las piernas.
Parece que fue ayer la primera vez que me caí con la bici
y volví a casa derrotado.
Parece que fue ayer la primera vez que vi el mar
chocar contra las rocas del Finisterre
hasta hacerse una alfombra de espuma.
Parece que fue ayer la primera vez que probé el chocolate
y me sedujo con sus medias negras de femme fatale.
Parece que fue ayer la primera vez que vi un vagabundo
rebuscar en la basura…
Parece que fue ayer la primera vez que vi llorar a mi madre
y la casa se me vino encima.
Parece que fue ayer la primera vez que dije una palabrota
o un piropo o mis ojos iluminaron el silencio
que deja una lágrima en la mejilla.
Parece que fue ayer mismo la primera vez que me asesinaron.
Parece que fue ayer la primera vez que no hice nada, o hice
algo pero fue insuficiente.
Parece que fue ayer la primera vez que vi volar una mariposa
y salté en paracaídas desde un rascacielos.
Parece que fue ayer la primera vez que corrí
por las crestas de un cerro bajando “arrastraculo“
por sus veredas estrechas.
Parece que fue ayer la primera vez que atravesé un puente
y me quedé solo al otro lado, quieto, esperando.
Parece que fue ayer mismo la primera vez que subí a la luna
y descubrí el mundo desde otra perspectiva.
Parece que fue ayer la primera vez que me rompieron el corazón…
Parece que fue ayer la primera vez que se me quedó cara de tonto…
Parece que fue ayer la primera vez que me columpié en las antenas
de una hormiga y un amigo me apuñaló por la espalda.
Parece que fue ayer la primera vez que me mordió un perro
y me dio la rabia del otoño.
Parece que fue ayer la primera vez que me cautivó una botella
de vino, copa a copa, trago a trago, sin prisa.
Parece que fue ayer la primera vez que hablé conmigo mismo,
de tú a tú, sin intermediarios, a pecho descubierto.
Parece que fue ayer la primera vez que di un puñetazo
y pedí perdón y perdoné a regañadientes.
Parece que fue ayer la primera vez que visité un museo…
Parece que fue ayer la primera vez que le planté cara
al mismísimo diablo disfrazado de ilustre cordero.
Parece que fue ayer la primera vez que atrapé un saltamontes
y le pedí un deseo a un bulanico de aire.
Parece que fue ayer la primera vez que dije mi primer te amo…
Parece que fue ayer la primera vez que crucé la calle solo
después de mirar a ambos lados por el paso de peatones.
Parece que fue ayer la primera vez que leí un libro
y mis ojos se convirtieron en un marca páginas.
Parece que fue ayer la primera vez que hablé demasiado
hasta equivocarme o la primera vez que guardé silencio
en exceso hasta volver a equivocarme otra vez de nuevo.
Parece que fue ayer mismo la primera vez que fui testigo
y cómplice o víctima y verdugo.
Parece que fue ayer la primera vez que escribí un poema…
Parece que fue ayer la primera vez que me dejaron
en la estacada esperando al Séptimo de Caballería.
Parece que fue ayer la primera vez que me dieron por muerto
después de haber tirado mis cenizas en el bosque.
Nunca se olvida la primera vez que te emborrachas
porque alguna cicatriz se encarga de recordártelo a diario.
La primera vez se parece bastante a la última; quizá porque ambas
comparten el mismo miedo, las mismas dudas, el mismo deseo.
La eterna juventud consiste en vivir como si todo fuera la primera vez:
Éste es el único reto verdadero que ahora tengo
y el gran tesoro que comparto con vosotros.

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