Vagando está
mi espíritu harapiento,
mendigando lugares y tristezas
ajenas, por perdidas.
Quisiera germinar
la plenitud que anhelo,
pero la realidad
se fragmenta y se pierde
en demasiados dioses
por mí desconocidos.
El latido lejano
de un corazón en sombras
no será suficiente.
En esta insustanciosa
sucesión del sueño
que no es más que el olvido,
no volveré a ser yo.
Otros serán
los que mi fe soporten
y otros darán
mi vida por perdida.
Apátrida de todo sentimiento,
exiliada de todos los sentidos,
desterraré mi sed, si eso es posible,
por esta estéril tierra que sostiene
la verticalidad de un mundo impropio.
Te ha salido una revista muy buena porque la has trabajado, Carmen
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