I
El caos original: pura infinitud, tal vez
blancura o implacable oscuridad. Vertiginosa negrura vaciando la cosmología del
tiempo, derramando un embrión de océano; y el negro de la noche invadiendo el
todo o la nada: esa profunda oscuridad que nada sabe del llanto y todo del
sollozo. Ocultando el ojo acuático, el futuro pez de las lágrimas.
El
universo más viejo que las primeras estrellas, apenas un vestigio de luz,
ínfimos granos de luz vagando por el espacio, acoplándose en desordenada
amargura, uniéndose mediante amorosas explosiones en astros ardientes.
Sucedió
antes de que la luna fuera, y la tierra fuera, tal vez cuando todo fue helio y
cúmulos de galaxias, y más galaxias en el espacio inmenso. El vasto espacio
sembrado de soberbias islas galácticas, lumbre láctea esparcida y esferas
incandescentes.
II
Sucede la luz, la materia, tal vez ambas
a un tiempo pero ¿en qué himen se presintió el hombre, en qué matriz
cristalina? ¿de qué sustancia eterna se hizo la armonía del cuerpo?.
Luz y calor, pero ¿y estos cristales
mágicos, estos microscópicos imanes, estas olas congeladas?.
¿Qué remota región es esta en donde sólo
existe el hielo? Asteroides de perfecto hielo interestelar suspendidos e
ingrávidos. Prismas protegiendo líquidos elementos a los que la luz otorga
insólitos colores, mutaciones infinitas, infinitas mutaciones danzando, entrando
y saliendo en espirales de luz. ¿Qué es esto? Agua apenas presentida; líquido
elemento contenido en un recipiente cósmico. ¿Qué es esta nebulosa traslúcida
sino el color del tiempo? La potencia de la luz creando y destruyendo
simultáneamente…, territorio incierto. Y acaso las estrellas recién paridas
siguiendo indiferentes su curso.
III
Y cuando la tierra ya era, sucedió que
llovieron sobre ella crisoles de vida, y el cuarzo y la arcilla quedaron hechos
piel, blanda tierra esperanzada, imán que suplicó a una estrella la luz
inasible. Arcilla solitaria prolongándose en el anhelo de un océano embrionario
todavía. Y llovieron sobre ella millones de crisoles de vida, inundando
cárcavas, vacíos, hondonadas, túneles, cráteres humeantes, aire, fuego y agua
gravitando y únicamente sostenidos por el hilo invisible de la luna. Contenido
el crisol de vida, el ojo acuático parió al pez de las lágrimas que vagó por el
abierto mar de la melancolía, junto a peces de hastío que nadaban hacia la
profundidad de los abismos, por donde van los peces ciegos y solos, por el
camino negro galopando el agua helada, cabalgando el oxígeno. Los primeros
peces, siniestros nadadores, cierran los ojos y miran dentro de sí mismos,
sienten cómo les bombean las sienes mientras hieren a cuchilladas la negrura
infinita, el territorio silencioso del alga azul.
Que chulada. Me parece muy especial y me inspira. Tal vez por las referencias al color y la profundidad. Enhorabuena y gracias
ResponderEliminar