Padre nuestro ¿dónde
está tu cielo?
quizás en la
cola de los desahuciados
camino de la
tierra prometida.
Santificado es
tu nombre
dondequiera que
alguien luche
por ser libre,
en busca del reino
inmune a la
voz de fantasmas
adictos a la bendición
de una cruz.
Tu voluntad la
sueldo a veces al desvarío
del rezo de
almas que ya no saben de gritos
ni del
descanso del silencio del alba
ni en el
cielo, ni en la tierra.
El pan nuestro
tendremos que ganar
como
recompensa a un largo día
que empujará
al siguiente aun oculto
en la recámara
de la prudencia, furtivo
de deudas que
tú perdonarás.
El plazo para
el perdón nunca llegó
ya que nunca
tuve enemigos a los que perdonar
pero si
suplicas de comprensión que caerán
en la
tentación con vistas al mar.
Cuando llegue
el desbarro empuña a la noche,
que no me coja
solo mas líbranos del mal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario