ECOS
Los de tu voz tardía, apenas murmullo
en los arrabales de la memoria.
En el tiempo transfronterizo donde la juventud
se torna arruga plateada
y la ausencia dominical, es silencio de patio y escuela.
Más allá sobre el horizonte,
donde crecen los sueños,
sólo quedan ecos de la Victoria.
Trataba de olvidar que fuimos libres
pero hay ruidos perceptibles, dolores que aún dañan,
que imposibilitan la floración de la sonrisa.
Hay un hombre que llora
al final de la fila del desencanto.
Sólo el dios de la lluvia le brindó su piedad.
en los arrabales de la memoria.
En el tiempo transfronterizo donde la juventud
se torna arruga plateada
y la ausencia dominical, es silencio de patio y escuela.
Más allá sobre el horizonte,
donde crecen los sueños,
sólo quedan ecos de la Victoria.
Trataba de olvidar que fuimos libres
pero hay ruidos perceptibles, dolores que aún dañan,
que imposibilitan la floración de la sonrisa.
Hay un hombre que llora
al final de la fila del desencanto.
Sólo el dios de la lluvia le brindó su piedad.
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