La Oruga Azul.

La Oruga Azul.
La oruga se puso azul turquesa, porque presa de la luz de la poesía, reposa en las cuartillas de la mesa impregnada de tinta y fantasía… (Antonio Peláez Torres),

miércoles, 14 de septiembre de 2016

Charco, por F. JAVIER FRANCO.



Navegan sin rumbo
por un charco nuestras caras,
naves fantasmas arañando
el espejismo del espejo.
Las ondas de las lágrimas leves
que deja caer un cielo moribundo
–turbio, metálico, melancólico–
torpedean nuestras siluetas.
¿Aún resistes?
Dejamos crecer nuestras huellas
entre el barro, apertura a la simiente
de un nuevo estanque 
para las lágrimas, para el silencio,
mientras el olor a mojado nos retuerce,
retorna a un principio balsámico de vida
que deambula nostálgico –quizá perdido–
en el grave aroma a ser o no ser,
para soñar, al ritmo tenue de esta lluvia,
que aún queda vida en nuestras esperanzas,
nuestra esperanza es nuestra espera…
¡Del tomar consciencia del existir,
qué cercano está el desesperar!
Cicatrices de tridente minúsculo
han grabado los pasos 
de los gorriones en su huida,
tan sólo quedamos tú y yo,
siluetas vacías, rostros deformados,
esperando encontrar tesoros perdidos,
navegando sin rumbo por este charco.

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