Pocos saben que, en las comarcas de
Guadix, Baza y Huéscar, apenas llueve porque las cumbres de Sierra Nevada no
dejan pasar las nubes. Ocurre algo parecido con la Cordillera del Himalaya: las
nubes descargan la lluvia en el Everest y en las cimas del planeta, mientras
que unos kilómetros más allá se encuentra el desierto de Gobi porque no recibe ni una gota de agua. Por eso, la Hoya de
Guadix y Baza, así como la comarca de Huéscar son semidesérticas, con un
paisaje estepario donde sólo hay vega en las márgenes de los ríos. A veces he
pasado por la cuesta de Víznar, en dirección a Guadix, y estaba diluviando o bien
el cielo tenía un color plomizo por la Sierra de Huétor, amenazando con una
gran tormenta. Unos minutos después, en el Puerto de la Mora, la intensa lluvia
o la niebla apenas dejan ver la carretera, mientras que no es raro ver a algún
vehículo tirado o volcado en el arcén. Pero, una vez que dejas atrás la Venta
del Molinillo, aparece recostado en la ladera el pueblo de Diezma, mientras que
un sol resplandeciente e intenso te deslumbra los ojos. Y sin embargo, a lo
lejos, se ven las nubes trepando por sobre las blancas cumbres de Sierra
Nevada. Cuando acaban los bosques de pinos de la Sierra de Huétor, uno se topa
con el árido paisaje de la tierra roja de Guadix, tan parecido a Capadocia, donde
los dientes de los montes resecos parece que claman al cielo pidiendo que
llueva.
Sin embargo, muchos comarcanos piensan
que la falta de lluvia se debe a las misteriosas avionetas, que lanzan cloruro
de plata sobre las nubes y las disuelven, para que no llueva o no caiga granizo
en las cosechas y, también, para que los agricultores planten almendros, un
árbol que apenas requiere agua mientras que el precio de las almendras está
subiendo. Algo de cierto hay en las temidas avionetas, pues hay videos donde se
ven lanzando el producto químico sobre las nubes, que desaparecen poco después.
Pero, no es menos cierto que las nubes descargan la lluvia sobre Sierra Nevada,
que se convierte en un enorme depósito de agua para Granada, regando su fértil
vega. Sin embargo, en Guadix, el cauce del río Fardes permanece seco durante el
verano (el agua se deriva a las acequias de riego), a la vez que el clima es
mucho más gélido. Antiguamente, el cauce del río Fardes era el único camino que
había para ir a Almería, por lo que sólo se podía hacer el recorrido durante el
verano, según cuenta Pedro Antonio de Alarcón.
Foehn o
Föhn es una palabra alemana que se aplica al
viento del norte, de los Alpes. Éste se produce en las montañas, cuando una
masa de aire cálido y húmedo tiene que ascender para salvar el obstáculo. Entonces,
el vapor de agua se condensa y se produce la lluvia. Sin embargo, en el lado
opuesto de la montaña, el aire seco desciende con rapidez por lo que aumenta la
presión atmosférica y la temperatura. Esto es lo que se llama el Efecto Föhn. Este fenómeno se puede apreciar también en las cumbres de Sierra
Nevada: obliga a ascender el aire húmedo que viene del Valle del Guadalquivir
y, más tarde, descarga toda la humedad en forma de lluvia. Pero, al descender
el aire por la otra vertiente, aumenta la temperatura y de esta manera se forma
el desierto de Tabernas, en la provincia de Almería, y las resecas
comarcas de Guadix, Baza y Huéscar, donde las precipitaciones no superan los
150 mm al año.
Los romanos llamaron
a Sierra Nevada Mons Solis (Monte del Sol), y de aquí Solaria, pues el Sol sale por la montaña,
mientras que los árabes la denominaron Sulayr.
El poeta de Al-Ándalus, Ibn al-Jathib, llamó a Sierra Nevada “maravilla de la
tierra, de donde brotan treinta y cuatro ríos y arroyos”. Entre ellos destaca el río Genil, que
significa en árabe Cien Nilos. Pero,
así de caprichoso es el clima: agua abundante para la Vega de Granada mientras
que para Guadix sólo deja poca lluvia y un gélido frío.
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