Ahora
sólo
quedan las flores,
un
ramo sin vida
que
agoniza entre pétalos marchitos.
Las
paredes descoloridas
roban
los últimos
rayos
de este beso
que
grita su aliento.
El
eco de tus pasos
aún
se acurruca
en
este hostil suelo
de
madera.
Tu
perfume
sonríe
con
la serenidad
del
olvido.
Se
ha desdibujado
tu
imagen
al
otro lado de la calle.
La
lluvia ha borrado
tu
sombra,
ya
no existes
en
esta extraña
nostalgia
que
trata de encontrarte.
La
puerta gruñe
tu
ausencia
en
un lamento de bisagras.
Y
yo…
¿Quién
seré yo,
en
esta habitación
que
no ha de sobrevivirte?
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