Nos sentamos bajo una sombrilla
como si no hubieran pasado los años
y ni siquiera el sol del que nos protege
ocupa el mismo lugar en el espacio.
Cada segundo se abalanza el futuro
pasando a alterar la mecánica celeste y sus parámetros.
Sólo el devenir es imprevisible
porque todo lo que ocurrió se ha grabado
como un petroglifo y lo que ha de venir es humo, no azar
pero puede que, cuando llegue, ya no estemos
para constatarlo.
Las listas de propósitos no alteran la esencia
ni los libros de historia cambian lo acontecido
aunque lo hayamos sumergido en el olvido.
Las víctimas y los héroes no se pueden
clasificar por categorías
sino, simplemente, cumplir con el hecho limpio
de identificarlos para honrarlos.
Las creencias en dioses suelen generar
constelaciones familiares con los roles cambiados.
¿Se puede predecir el baile de unas tres en raya
o el movimiento previo a un jaque mate certero?
Vivimos.
Sólo la música es tan exacta en su forma de escribirla.
Intersección de asíntotas y ordenadas
en un punto tan concreto del cruce de caminos
como aquel en que colocaban a los ahorcados a pudrirse
a merced de los cuervos.
Las buenas intenciones
se aproximan tanto a la realidad
como las galeradas de un libro
pendiente de imprimir
pero
sólo me alivia esta desazón
oir a mi lado el respirar acompasado de tu sueño.
Siempre estamos decidiendo que es buen momento
para dejar de fumar.
Ritornello
No hay comentarios:
Publicar un comentario