Tengo frío, la noche conoce la tenebrosa luz
que se adentra en el negro manto de la duda.
Hay un silencio sepulcral queriéndose hacer poema,
templo de palabras aferradas al letargo.
Hondo fragor que se sabe incógnita entre orillas.
Tengo frío, balbucea el lenguaje en clave de torpeza,
carraspean los muertos.
Enciendo la lámpara de la mesita,
arremete el desasosiego igual que piedra en la frente,
haciendo del silencio,
un sentir insonoro,
paraíso e infierno, donde pensarse.
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