Escuchar el silencio
Por los caminos verdes del futuro,
el silencio me acompaña de tal manera
que no sé que será de él
cuando me muera.
Me falta el claxon, el sobresalto,
el pájaro sembrado en el asfalto,
el gris humo de la ciudad contaminada,
el clima de competición que degrada
todas las formas de pensamiento.
Aquí trato de matar el tiempo
y escribo versos de madrugada.
Quería buscar el silencio lejos
y ahora el silencio y sus reflejos
son una explosión de soledad fecunda
y la tristeza es una plaga que me circunda.
*****
Sandalias calladas
por el mismo camino,
los perfumes de lluvia y flores
nunca son los mismos.
Las cosas pierden
en el mapa
el punto de reunión
y mis sandalias calladas
no dejan huellas,
olvidan todo y caminan
hacia los horizontes de la herida.
Dicen que se aprende de la vida
y yo hecha de días
como un hueso lleno
de resina oscura,
naufraga de aguas impuras,
vivo en la nostalgia
que se despierta.
Con estrépito ruido de la puerta
dejo pasar una gaviota ultrajada
y en los rebaños de la encrucijada
me pierdo en un mar de plumas.
Soy yo, soy otra y ninguna,
a veces demasiado, a veces poco
y a veces de mayor tamaño,
con un pie abajo y otro en el peldaño,
subo con el tiempo
y el tiempo me habla
con la voz atrasada
de mil años.
*****
Llorar, por dentro,
hay sueños que se acaban
en el silencio.
*****
Mar de regresos
Mar devuelveme al mar
entre olas y horizontes,
sin usar los deseos del naufragio
quiero usar mi mundo interior que escucha
la isla que se apoya
en océanos manchados de distancias.
Quiero sentir la sal
con su blanco descubierto en la piel,
quiero que ardan los tatuajes dormidos,
mi corazón necesita nuevos latidos,
corrientes de desesperos que me lleven lejos
de este espejo de silencio.
Silencio que regresa objeto animado
como una ración de paz
donde se pudre la palabra.
Yo quiero sentir el mar que habla
con los faros extraviados,
con las conchas rotas,
con los deseos ahogados,
con la guerra de la mente
y con su derrota.
¡Abre tus brazos, mar!
Concédeme un trozo de horizonte
donde guardar las palabras
que me devuelvan al grito
del libro que todavía no he escrito
en este silencio de gaviota callada.
Mar, libérame de esta isla imaginada,
del humano que el silencio encierra.
Yo no soy una criatura de tierra,
soy de tormentas, soy de naufragios.
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