Llegó sin avisar
mendigando emociones
que banalizaban lo cotidiano
ubicando correlaciones
ocasionalmente idealizadas,
mitigando páginas
en blanco,
desplegando lineas
paralelas,
y llenando
de imperfecta opacidad
propuestas
de renovadas simulaciones
que encuentran
en significativos pretextos
solemnes
y viejos diálogos
tendentes a destruir
obsesionados postulados
cuyas connotaciones
vienen a identificar
suplicantes indiferencias
y sonreír con desesperanza
el testimonio de un instante
crujiendo
en la felicidad un dolor
en el que vuelven a fluir
coordenadas desestabilizadoras
de acercamientos
que a última hora
responden a cautivadores
sinsentidos.
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