Del libro Recuerdos y coordenadas
(A mi madre)
Por mi tu vientre
se hizo
barro, jardín frondoso
o mina a
cielo descubierto.
tu
vientre me creó a imagen tuya
haciéndome
carne de tu alegría,
blanco
eslabón de tus gestos
y latido
de tu misma carne.
Allí
permanece mi regocijo
navegando
por aquellas benditas aguas
y su
oleaje.
Tu
corazón dio luz a mi corazón,
y tu
cuerpo (hecho regazo de nube)
fue la
tierra prometida
que
pisaron mis pies recién nacidos.
En tus
brazos tomé conciencia de mi energía
y
descubrí el camino de fuego
que
dejaste a propósito condensado en mis pupilas.
Fue tu
voz y fueron tus besos
los que
me convencieron
de que
esta vida no es tan mala
como a
veces la pintamos,
como a
veces nos la pintan.
Me lo
diste todo sin pedirme a cambio nada,
y sin
escatimar ningún esfuerzo
te
entregaste a mí en ofrenda permanente
y cobijo
eterno.
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