El cielo ha callado
sus quejas,
enredado
entre hilos dormidos.
El sol es una araña celeste,
tejiendo mi extraño destino.
Descalza estoy
esperando calzarme,
arrodillada
ante el mapa
que escribo y escribo.
Estoy en una esfera
esperando encontrarlo,
y apunta siempre
el mismo camino.
Mi brújula me engaña,
el tiempo se agota…
y yo… en rumbo perdido.
Se ha cansado
mi lengua,
y el sudor
en mi frente,
me dice que vuelva al inicio.
La noche
es una sombra perversa,
tras la sospecha asustada
de un grito.
Y huyo,
¿Quién quiere encontrarme,
para que vuelva
al principio
que olvido?
El viento
sonríe verdades,
esperando
que encuentre mi sitio.
Y yo en pié escapando a mi norte,
en pié escapando a mi ruido.
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