Cuando vengas al sur
encontrarás un sol
de brazos extendidos,
una sonrisa
lista
para ser ofrecida,
todo el azul del mar
reflejado en el cielo.
Si vienes en abril,
haces de primavera
perfumarán las plazas;
el murmullo del agua
te cantará su embrujo
y su misterio.
Cuando vengas al sur
busca la
soledad de los caminos;
deja que tus sentidos se deleiten
por olores silvestres de jara
y de romero.
Sólo la dulce voz
de las campanas
acabarán
turbando
el sueño de los lirios.
En el pálpito vivo de la tierra
encontrarás la paz más verdadera.
El sur no tiene esquinas.
Su llanura se extiende
más allá de las almas
que presienten silencios.
Cuando estés de camino,
sólo por un instante,
deja atrás la
mirada.
En tu regreso
llevarás todo el sur
sobre los ojos.
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