Pintura de Pedro de Camprobin |
Amarte en la penumbra casi
furiosa,
pero ser libre, tierna, rota ,
escondida
la miseria, el crisol, la figura
erguida,
con la señal fiera de la flor
odiosa.
.
Aquella cima contempla dolorosa
las veredas de los caminos y
ciega
huracanes y arrogancias; se
restriega
con la razón y la mentira
copiosa.
.
Mirarte en espejos de sombras
obscenas,
maldecir los clavos de dolor,
modelan
la savia ardiente que adolece en
las venas.
.
Como perfumes, los susurros se
hielan;
la rutina, escozor de hambre ,las
penas,
los posos del horror de virtud
congelan.
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